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04 mayo,2024

Lejos de la realidad, presentar a Hernán Cortés como villano: Duverger

  • Por Norma L. Vázquez Alanís

 

 Clase Turista

 

(Primera de dos partes)

 

“En Memorias de Hernán (Editorial Grijalbo, 280 páginas, septiembre de 2023) quise presentar a un Cortés más amigable que el descrito en los libros de texto”, dijo el autor de esta obra Christian Duverger, “porque entonces podemos aceptar a un hombre culto que escribe a su hijo con un cierto vigor de pluma, con una patente elegancia de pensamiento, elementos que pertenecen realmente a Hernán Cortés”, un personaje que durante décadas ha apasionado al historiador, antropólogo y arqueólogo francés.

 

En una conversación en el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) con su director, doctor Manuel Ramos Medina, el autor reconoció que le fue difícil plasmar en esta obra el carácter de Cortés porque era un hombre del siglo XVI y el libro está escrito en el siglo XXI, así que la manera de sentir el mundo, el modo de vivir, la relación entre el hombre y la mujer, todo eso ha cambiado mucho en 500 años.

 

“Entonces, la primera disyuntiva era restituir un Cortés creíble, un Cortés posible y no transferir toda mi psicología actual en este personaje, y opté por una especie de mezcla entre los elementos históricos y una parte personal, pero decidí hacer algo: borrar la violencia”, comentó Duverger. Y recordó que el mundo del siglo XVI era mucho más violento en la relación común que el actual; “por ejemplo -dijo-, la espada, que a veces se cree era un arma de guerra, realmente era un arma de autodefensa, un arma personal”.

 

Quienes iban a la guerra tenían una espada que se pagaban ellos y era una especie de necesidad para sobrevivir, pues eran cotidianos los duelos, de suerte que era un sistema de gran violencia en todos los sectores de la sociedad, incluso por parte de la Iglesia a través de la Inquisición, así que probablemente Cortés era mucho más violento de lo que lo presento en esta obra, precisó el escritor.

 

En este tercer libro sobre Hernán Cortés, continuó Duverger, “mi idea ha sido retratar un Cortés íntimo, un Cortés vamos a decir intelectual, porque siempre aquí en México se presenta un Cortés bárbaro, un villano, matador de indios y robador de oro -aunque había muy poco de este metal-, y creo que estamos muy lejos de la realidad; al presentar un Cortés más personal creo que podemos acercarnos de otra manera a este personaje que es el fundador del país”.

 

Los otros dos volúmenes componen una sola biografía, uno es Vida de Hernán Cortés. La espada, donde se trata poco de la conquista y mucho del mestizaje, el otro, Vida de Hernán Cortés. La pluma, sobre su faceta de escritor.

 

Yourcenar, su inspiración

 

Duverger, también diplomático nacido en Burdeos, Francia, reconoció que su nueva obra está inspirada en Memorias de Adriano, de la gran autora igualmente francesa Marguerite Yourcenar, quien escribió unas falsas memorias ese emperador romano del primer siglo después de Cristo, a través de una carta a su nieto adoptivo Marco Aurelio, que en realidad es una especie de meditación sobre el amor, la muerte, la enfermedad, el deseo, la envidia; “por lo tanto, decidí que Cortés escribiera en esta novela a su hijo Martín, el mestizo, el hijo de Malinche y eso me permitió describir un Cortés que escribe su amor por Malinche y por todo México”.

 

“Es una reflexión sobre el mestizaje, que es la cosa más importante, la aportación más esencial de Cortés, pero también es un homenaje a Cortés escritor porque finalmente hice exactamente lo que hizo Cortés, respetar los hechos, conservar los datos, es una novela donde no inventé nada”, refirió.

 

Explicó que en 1968 hizo un viaje a México y se enamoró del país, de sus habitantes, y decidió tocar el asunto de Cortés, “porque es un tema tabú y eso lo demuestra el hecho de que no hay ni una línea de investigación sobre él y la conquista en ninguna universidad mexicana; era un tema virgen y lo traté como debe abordarse cualquier cuestión histórica, de manera científica, lo que significa ir a buscar en los archivos y otras fuentes, y de este trabajo salió otra figura de Cortés, que en realidad es muy diferente del presentado en los libros de texto que todavía se utilizan aquí en México”, aseguró.

 

Casa de Cortés en Santo Domingo fue su despacho

 

Comentó Duverger que en un momento dado entró en la carrera diplomática y lo nombraron consejero cultural, científico y de cooperación de la embajada de Francia en Santo Domingo, y su oficina durante tres años estuvo en la casa que construyó Cortés a partir de 1506 y es una de las construcciones más antiguas de América.

 

Se trata -detalló- de una casa sin ninguna decoración, con muros muy blancos, absolutamente lisos, sin escudo, a pesar de que Hernán Cortés venía de una familia noble, que tenía sus armas, que tenía un pasado; no era el aventurero que a veces nos cuentan los libros. Cortés quiso algo muy sencillo porque él consideraba que la legitimidad no venía del nacimiento, sino de lo que hace el hombre, de la vida que construye cada persona.

 

Hoy esa casa es la sede de la embajada de Francia porque el entonces presidente de República Dominicana, Joaquín Balaguer, se la ofreció al gobierno francés y en las oficinas administrativas estaba el despacho de Duverger; en el cuarto que fuera de Cortés y “donde forjó su proyecto, además de que armó su conciencia de futuro conquistador, porque es la palabra que utilizamos, pero no es la adecuada”.

 

Los dos hijos de Cortés llamados Martín

 

Con su segunda esposa Juana de Zúñiga, Cortés tuvo seis hijos y el único varón sobreviviente se llamaba también Martín, así que tuvo dos hijos con ese nombre y al final de su libro Duverger explica algo que le pareció interesante, y es que uno de ellos escogió la carrera de las armas y el otro quiso ser escritor. Martín, el hijo de Malinche, tuvo una vida de militar, y el hijo de su esposa española quiso ser escritor y dedicó toda su vida a ser poeta e invirtió una gran parte de su fortuna en pagar a varios bardos en España para que escribieran la epopeya de la vida de su padre, Hernán Cortés. El más conocido es Lazo de la Vega, quien escribió dos versiones, una se titula Cortés valeroso y la segunda edición aumentada lleva por título Mexicana. Duverger, por su parte, fue quien rescató poemas de este Martín Cortés.

 

Sin embargo, su hijo consentido fue el que tuvo con Malinche y las Memorias de Hernán son la carta de un padre a ese vástago. Para Duverger, una prueba de esta predilección es que cuando Cortés tuvo que casarse -a insistencia de su padre- con Juana de Zúñiga, una mujer española perteneciente a una familia real a través de los Henríquez, solicitó la integración de su hijo de seis años como caballero de la Orden de Santiago.

 

“Lo que es un hito, porque esa cofradía es la cuna de la aristocracia y para entrar se requería una prueba de sangre, así como pruebas de que la familia era conocida desde diez generaciones; era evidente que el hijo de Malinche no reunía esos requisitos, pero Cortés lo logró, un poco para imponer la idea de que el mestizaje era algo positivo y que debía aceptarlo así la sociedad española de la época”, explicó el antropólogo francés.

 

En este sentido, abundó el conferencista, “quienes consideran a Cortés como un exterminador de indios se equivocan, pues en realidad tenía la voluntad de asociar esos dos mundos, esos dos lados del Atlántico y lo hizo con una firme voluntad, de manera que el capítulo que podría ser una invención mía sobre este Martín mestizo que recibe la espada de Caballero de Santiago es real y está documentado, porque recuperé los archivos de la cofradía y todo está acreditado”.

 

Dijo Duverger que España inventó el archivo antes que los otros países, y desde principios del siglo XVI todos los escritos se conservaron.

 

(Concluirá)

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