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24 noviembre,2024

Declara gobierno capitalino a 2023 como “El año de Francisco Villa”

  • General Villa comandó la División del Norte, la cual llegó a estar conformada hasta por 20 mil personas del pueblo

 

Clase Turista

 

El Gobierno de la Ciudad de México declaró a 2023 como el “Año de Francisco Villa, el revolucionario del pueblo” y este 11 de enero fue publicado el decreto correspondiente en la Gaceta Oficial, con la firma de la jefa de Gobierno, los 18 secretarios de su gabinete y el consejero jurídico.

 

En los considerandos del documento se explica que José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como ‘Pancho Villa’, nació el 5 de julio de 1878 en San Juan del Río, Durango, y fue asesinado en Hidalgo de Parral, Chihuahua, por instrucciones del entonces presidente Álvaro Obregón, el 20 de julio de 1923, es decir, hace un siglo.

 

Se recuerda también que de 1911 a 1920, el General Villa comandó la División del Norte, la cual llegó a estar conformada hasta por 20,000 personas del pueblo, entre ellos, rancheros, vaqueros, caporales y gente de la vida rural del norte de México.

 

Según se menciona en el decreto, Villa fue uno de los personajes más importantes de la Revolución Mexicana debido a su determinación en la defensa de las causas sociales más justas, y de 1913 a 1914 sirvió lealmente al estado de Chihuahua como su gobernador provisional. En ese cargo fundó casi una escuela por día, redujo el precio de los alimentos y retiró los privilegios con que contaban los hacendados y la oligarquía chihuahuense.

 

Se hace notar, además, que junto con Emiliano Zapata, Villa lideró los sectores agrario, campesino y popular durante el periodo revolucionario y logró trascender en el cariño del pueblo, por lo cual se convirtió en un símbolo de las luchas sociales durante el siglo XX y lo que va del XXI.

 

Al recordar sus orígenes, en el decreto se menciona que Francisco Villa tuvo un origen campesino, y que pobre y huérfano desde muy joven, recorrió y exploró las sierras de Durango y Chihuahua, donde se desempeñó en distintos trabajos y oficios, lo que le permitió posteriormente dominar esos territorios durante sus grandes campañas militares.

 

Destaca aquel hecho histórico de 1916, cuando el también conocido como ‘Centauro del Norte’ realizó una intervención militar a la ciudad de Columbus, Nuevo México, en Estados Unidos de América, como venganza por el apoyo que ese país otorgó a Venustiano Carranza en su disputa militar contra la División del Norte.

 

En esa ocasión -siempre según el decreto-, Villa resultó herido, se escondió en una cueva del desierto tarahumara y, protegido por la gente del pueblo, escapó así de la expedición punitiva con la que Estados Unidos pretendía hacerle pagar por la osadía de haber invadido su territorio.

 

Según la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, el General Villa obtuvo admiración, cariño y popularidad entre la población campesina por sus acciones contra los hacendados ricos y explotadores del periodo porfirista, pues ofreció a los campesinos la devolución de las tierras injustamente arrebatadas durante la prolongada dictadura y se mantuvo siempre fiel al dirigente revolucionario Francisco I. Madero.

 

Y agrega que las grandes batallas de la División del Norte, a lado del General Felipe Ángeles, han convertido a Francisco Villa en una leyenda, en un héroe popular. Entre esas batallas se destaca su victoria en Zacatecas sobre la columna vertebral del ejército federal huertista, lo cual permitió, en gran medida, el triunfo de la Revolución sobre el golpe de Estado perpetrado contra Madero.

 

Para conmemorar a quien alguna vez dijo que “la causa por la que he peleado por 22 años seguirá viviendo, porque es la causa de la libertad”, el Gobierno de la Ciudad de México elaboró un diseño alusivo para su documentación oficial, llevará a cabo diversas actividades durante el año y exhortó a las alcaldías de la entidad a adherirse a la declaratoria del “Año de Francisco Villa, el revolucionario del pueblo”.

 

El decreto entrará en vigor el 12 de enero de 2023. En 2022, el gobierno capitalino celebró el año de Ricardo Flores Magón, precursor de la Revolución Mexicana.

 

 

 

¿Qué tiene de heroico Francisco Villa?

 

José Antonio Aspiros Villagómez

 

(Artículo publicado por el autor hace 56 años, en enero de 1967)

 

Nos ha tocado vivir un momento en el que parece haber una estandarización de criterios políticos; en la que son pocos los ideólogos y millones los seguidores, gracias a una maquinaria publicitaria.

 

Parece ser que la historia se escribe en atención a intereses y no en apego riguroso a la verdad. El país, en aparente calma, es en realidad una bomba de tiempo que para estallar sólo necesita el choque violento de fuerzas antagónicas.

 

Parece ser que la democracia y la libertad, y todos los grandes anhelos de todos los tiempos quedaron solo en letras de oro, como ha quedado el nombre de Francisco Villa en la Cámara de diputados.

 

Porque, ¿de qué otra manera nos explicamos que repentinamente les haya entrado a nuestros legisladores la fiebre villista? ¿Por qué antes (han tenido más de 40 años para hacerlo) no se les había ocurrido loar al guerrillero norteño? ¿No se trata acaso de intereses partidistas que encontraron la oportunidad que buscaban?

 

Pero lo hecho, hecho se queda. Conviene más reflexionar si la obra, la personalidad, la figura de Villa, alcanzan la dignidad que se les ha otorgado al inscribir en letras de oro tan polémico nombre en nuestro recinto parlamentario.

 

Por un lado, se ha criticado al caudillo por haber sido un patán, asesino e injuriador de dignidades femeninas; por el otro, se ha señalado que sus acciones militares fueron decisivas para el triunfo de la Revolución. Las dos cosas son ciertas.

 

Pero los diputados no vieron lo primero, y lo confiesan en su dictamen del 4 de noviembre de 1966: “La proposición, en todos los documentos del expediente, se apoya en una consideración sustancial, referida a los méritos del general Francisco Villa como organizador y caudillo de una de las fuerzas armadas del pueblo que en la Revolución de 1910 y en la de 1913 logró asestar golpes mortales a las fuerzas que se oponían a la Revolución y a las transformaciones sociales que ésta postulaba. Tal es el argumento que se invoca en las proposiciones”.

 

Añaden los sacrificados representantes populares que “Villa, en su conducta militar, en sus rasgos humanos y también en aquellos que lo pintan como hombre implacable y desbordado, constituye una expresión dramática de profundos y contrastados sentimientos populares”. ¿Sería esto una disculpa, una justificación?

 

Por lo menos, ellos lo justifican así: “Del seno de esa gleba surge Villa, expresión genuina del hombre sometido al yugo y a la injusticia social de la época, personificación de la masa paupérrima y olvidada, cuya inconformidad con la injusticia y la desigualdad social vino acumulándose de generación en generación”.

 

Lo extraño del asunto, es que mientras se ha inventado un delito de “disolución social” y se persigue a quienes lo cometen, están entronizando a un personaje que conforme a esa ley fue delincuente por haber incurrido en la disolución social. O si no, contéstese a esta pregunta: si surgiera en la actualidad un guerrillero que anhelara cambios radicales para implantar una justicia real, que luchara por una mejor distribución de la riqueza, por la reducción de la miseria a su mínima expresión, ¿iría a dar a la cárcel o al pedestal de los héroes? Entonces, ¿verdad que la historia se escribe en atención a los intereses de la clase dominante?

 

Opiniones sobre el caudillo

 

Hemos recogido diversas opiniones sobre el asunto, entre personalidades de nuestro país.

 

El licenciado Ezequiel Padilla, actualmente senador, dice: “La personalidad de Francisco Villa nunca encontrará la unanimidad de las opiniones porque las dos facetas de la vida, son en él, igualmente poderosas: la del bien y la del mal”.

 

Por su parte, el ilustre agrarista Antonio Díaz Soto y Gama señala que Villa es “la encarnación de la vindicta pública, propia de todas las revoluciones, y como ellas, Villa fue inexorable”.

 

El comentarista y escritor Agustín Barrios Gómez ha dicho de nuestro personaje: “Supo desde niño lo que significaba ‘pertenecer’ el cuerpo y espíritu al amo, aceptando vejaciones y careciendo de instrucción elemental. Su carácter recio jamás pudo doblegarse ante esta situación y ningún recurso sicológico podría haber hecho de él, un combatiente apacible inspirado por un espíritu cristiano basado en el perdón”.

 

Don Ermilo Abreu Gómez también ha entrado al fondo del asunto. Y nos parece igualmente aceptable su opinión. Dice: “Ningún héroe civil o bélico, antiguo o moderno, es personaje de una pieza. Desde Alejandro el Grande, pasando por el Gran Capitán, hasta llegar a Napoleón, todos ofrecen, en mezcla humana, grandeza y miseria. De esta carne y esta sangre fue Villa. No iba a ser una excepción para presentar algo así como una faceta impoluta”.

 

“Aquel hombre -dice don Hermilo- casi analfabeto, torpe y de ímpetus terribles, tuvo la entereza de vivir con lealtad suprema en las dos más graves decisiones de su vida: estuvo contra Díaz, al lado de Madero hasta que este triunfó, y estuvo con todos los que encabezaron la rebelión contra el asesino y traidor de Victoriano Huerta. Contrasta esta actitud de un sujeto incivil e inculto con la que tuvieron muchísimos hombres letrados y doctorados en artes y ciencias que no titubearon en inclinarse no solo ante el dictador pero que sintieron honra al servir y glorificar al usurpador Huerta”.

 

En fin, se trata de un personaje de dos vidas, de una figura casi de leyenda que mataba al prójimo en nombre del prójimo, de un hombre igual que quienes comparten con él los muros de la Cámara de Diputados.

 

Nosotros pensamos que lo malo debe olvidarse y perdonarse, al fin ya es cosa del pasado; mientras que lo bueno debe reconocerse y agradecerse, porque ha trascendido hasta nuestros días.

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