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24 octubre,2024

Alarma por drogas sintéticas en México: el consumo creció 416%

  • Alrededor de 179.342 personas solicitaron tratamiento por adicción a sustancias psicoactivas en el último año

Clase Turista

Las autoridades mexicanas han vinculado el acelerado cambio de las drogas naturales hacia las sintéticas en los últimos 20 años con una «epidemia de drogas sin precedentes» a nivel mundial. Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en 2021 se estimó que más de 296 millones de personas consumieron drogas, lo que representa un aumento del 23% en comparación con la década anterior.

Este incremento global está estrechamente relacionado con la facilidad y el bajo costo de producción de las drogas sintéticas, en contraste con las drogas tradicionales como la marihuana, que depende de condiciones climáticas específicas para su cultivo, según informes de la Administración de Control de Drogas (DEA) y de Insight Crime.

De esta manera, el aumento de las drogas sintéticas en México refleja una tendencia preocupante que se extiende en todo el mundo. Y es que la capacidad de producir metanfetaminas y fentanilo en laboratorios clandestinos ha convertido a estas sustancias en una opción más económica y accesible para los traficantes. De hecho, los cárteles de la droga, poderosos y multifacéticos, buscan maximizar su alcance en el mercado global y local..

Este fenómeno se manifiesta, por ejemplo, en el desmantelamiento de un importante narcolaboratorio en Sonora en febrero de 2024, donde se confiscaron más de 45 toneladas de precursores químicos con un valor estimado en unos 700 millones de dólares, cantidad que podría triplicarse dependiendo del destino final, según el gobernador Alfonso Durazo.

En este escenario, Estados Unidos ha sido el principal receptor de estas drogas sintéticas, que son responsables de miles de muertes por sobredosis anuales. Sin embargo, México está experimentando un alza dramática en el consumo de estas sustancias. El comisionado nacional contra las adicciones, Gady Zabicky Sirot, desveló, al presentar los resultados del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones en 2023, que la metanfetamina, conocida como cristal, está disponible en todo el país y su precio ha bajado significativamente a menos de 100 pesos por gramo, alcanzando todos los estratos sociales.

Asimismo, entre 2013 y 2023, el consumo de Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA), como las metanfetaminas, éxtasis y anfetaminas, aumentó un alarmante 416%. En el último año, 179.342 personas solicitaron tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas, con un promedio de edad de 30 años. Este incremento en la demanda de tratamiento se debe a los efectos nocivos de las ETA, que deterioran la salud de los usuarios más rápidamente en comparación con otras drogas.

En este informe, difundido por la Secretaría de Salud, se destaca que hay un lapso aproximado de cinco años entre la experimentación con la droga y la necesidad de tratamiento, evidenciando la rapidez con la que estas sustancias afectan la salud mental y física.

En cuanto a la distribución geográfica, 25 estados en México lideran en el uso de drogas sintéticas y solicitudes de tratamiento, destacando Sinaloa, Baja California, Durango, Chihuahua, Guanajuato, Michoacán, Jalisco y el Estado de México. Los datos de 2023 muestran que las metanfetaminas fueron la sustancia más decomisada entre 2019 y 2023, seguida de la marihuana, la cocaína, el fentanilo y la heroína. En total, se incautaron 271.034 toneladas de metanfetaminas en 2023 y se desmantelaron 2.020 laboratorios clandestinos durante este período.

Adicionalmente a esto, se ha observado una tendencia sostenida en el consumo de fentanilo. El año pasado, se registraron 518 casos atendidos, lo que marca un aumento significativo en comparación con los años anteriores. Esta cifra contrasta con los datos de 2016, cuando únicamente se reportó un caso. La evolución en los números es evidente: en 2020, la cifra ascendió a 72 casos, reflejando un primer indicio de crecimiento, mientras que en 2021 el número subió a 184, mostrando una consolidación en el incremento.

Además de las metanfetaminas y el fentanilo, se ha registrado un alza en el consumo de otras sustancias, como jarabes para la tos y ketamina. Estos datos provienen de un estudio realizado por Milenio, que indicó que alrededor del 12% de la población atendida en los Centros de Integración Juvenil (CIJ) ha sido víctima de estas nuevas sustancias de abuso. El dextrometorfano, un antitusivo encontrado en jarabes para la tos, y la ketamina, un anestésico disociativo utilizado en medicina veterinaria, están siendo cada vez más utilizados de manera recreativa.

Ante todo esto, Nadia Robles, directora del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas (Conasama), advirtió que la mezcla de estas sustancias, especialmente en ciudades del norte del país, está generando una crisis de salud grave, ya que la xilacina no puede ser revertida por naloxona, un medicamento utilizado para tratar la sobredosis de opioides.

En lo que respecto al consumo de cannabis, este sigue siendo prevalente en México. Un estudio de la Conasama señaló que al 49% de la población se le ha ofrecido marihuana y el 26.9% ha consumido esta sustancia en alguna ocasión. Por otro lado, el alcohol y el tabaco continúan siendo preocupaciones significativas para la salud pública, dada su alta tasa de consumo y los problemas.

Cabe recordar que la Encuesta Nacional de Adicciones (Encodat) del período 2016-2017 mostró que el 14.5% de los jóvenes de entre 18 y 34 años había consumido drogas ilegales alguna vez en su vida, con la marihuana (12.8%) y la cocaína (5.2%), siendo las más comunes. No obstante, el presidente Andrés Manuel López Obrador canceló la Encodat, debido a problemas presupuestarios, lo que dejó un vacío en la recopilación de datos actualizados sobre el consumo de drogas en el país.

La conducción y el consumo de sustancias

Conducir bajo la influencia del alcohol y las drogas es una de las principales causas de siniestros de tránsito en México y en el mundo, representando una amenaza significativa para la vida y la seguridad en las vías públicas. Esta conducta irresponsable no solo pone en peligro al propio conductor, sino que también afecta a peatones y otros conductores, con consecuencias que se extienden a múltiples dimensiones.

El impacto de los siniestros de tránsito asociados al consumo de sustancias se refleja en alarma una ante cifra de muertes y discapacidades permanentes. En México, más de 32.000 personas adquieren una discapacidad permanente cada año debido a estos incidentes, transformando sus vidas y las de sus familias, de acuerdo a la Alianza Nacional para la Seguridad Vial.

Estas discapacidades no solo conllevan un costo humano y emocional inmenso, sino que también tienen implicaciones económicas significativas. Los costos asociados incluyen gastos médicos directos como cirugías, hospitalizaciones y rehabilitación, así como costos indirectos relacionados con la pérdida de productividad laboral debido a la ausencia de las personas afectadas y la pérdida de personal especializado.

A nivel global, los siniestros de tránsito pueden llegar a costar hasta el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) anual en países de ingresos bajos y medios. Esta cifra abarca costos extensos que van desde la atención médica prolongada hasta las pérdidas de ingresos derivadas de la discapacidad o muerte de personas económicamente activas. Los costos también incluyen los gastos asociados a la respuesta de emergencia y la atención médica de largo plazo, lo que demuestra la magnitud del problema.

Más allá de las repercusiones económicas y de salud, las consecuencias legales y aseguradoras de conducir bajo la influencia de alcohol y drogas son igualmente significativas. Las aseguradoras, en general, cubren los daños materiales provocados por el conductor en estado de ebriedad, así como los daños a bienes o a terceros. No obstante, la cobertura puede variar dependiendo de la aseguradora y el tipo de póliza.

En esa línea, muchos seguros de autos incluyen cláusulas que limitan o excluyen la cobertura en casos donde el conductor ha estado bajo los efectos de sustancias. Por ejemplo, la cobertura para un auto de repuesto mientras el vehículo del asegurado está en reparación a menudo queda anulada si el cliente estaba ebrio en el momento del siniestro. Mientras, en casos de responsabilidad civil ecológica, algunas compañías de seguros se deslindan de la responsabilidad por daños al ecosistema cuando el alcohol está involucrado.

Es así como la combinación de costos médicos, pérdidas económicas, complicaciones en la cobertura aseguradora y sobre todo, la amenaza que significa para la vida, resalta la necesidad urgente de medidas preventivas y educativas para abordar este grave problema. La seguridad vial debe ser una prioridad y el compromiso con la responsabilidad al volante es fundamental.

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