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23 noviembre,2024

La costumbre del poder

  • Destruyen concepto de Estado para imponer humanismo moral mexicano
  • Por Gregorio Ortega Molina

Clase Turista

*La doctora Sheinbaum Pardo muestra ya su verdadero carácter, es como el agua mansa bíblica. Lo expresado por ella muestra idéntica iracundia a la de su antecesor, en otro tono, con una verbalización cortés, pero definitiva: “golpe de Estado aguado”; al provenir de una mujer adquiere varios significados

*La reflexión anterior me induce a pensar que decidieron cambiar las togas por los uniformes, y las ideas y propuestas jurídicas y legales, por el cumplimiento puntual de las órdenes militares. Ahora podemos intuir el camino a seguir de la urgente y necesaria, para la 4T, reforma del Poder Judicial de la Federación. ¿Será que tenemos infiltrado un José López Rega, y en lugar de dar a luz a Andrés Manuel López Beltrán, nace sobre el segundo piso de la 4T un Jorge Rafael Videla? Por lo pronto, la moneda está de canto

El desaseo legislativo y político del mes de septiembre, nos da cuenta de que se aventuraron por la reforma al Poder Judicial, sí con la certeza de sacarla adelante, pero sin saber cómo aprovecharse y ordenar esa acumulación de manifiesta fuerza política en manos de una persona, ahora mujer.

Por lo pronto, el camino para darle orden y convertirla en realidad es largo. Si desean satisfacer su anhelo de control absoluto y en cierta medida letal para la convivencia entre mexicanos, deben poner sobre el papel el ordenamiento de una nueva propuesta de Ley Orgánica para ese Poder, en el entendido de que continúan siendo tres los poderes de la Unión, independientes y soberanos. ¿Es así?

En teoría todo indica que sí, pero la praxis borrará lo que fue una legítima aspiración propuesta por Ernesto Zedillo, por más que se retuerzan los de la 4T y se nieguen a aceptarlo. Hoy estamos inmersos en un retroceso cuyo final es oscuro y sin sentido.

Quedamos embelesados por el mundo del Gatopardo. Puede comprobarse con lo que hoy deciden nuestros políticos y lo que decidieron hace un siglo. Escribió C. Wright Mills en La élite del poder: “El orden político, en otro tiempo una serie descentralizada de varias docenas de Estados con una médula espinal débil, se ha convertido en una institución ejecutiva centralizada que ha tomado para sí muchos poderes previamente dispersos y ahora se mete por todas y cada una de las grietas de la estructura social.

El orden militar, en otro tiempo una institución débil, encuadrada en un contexto de recelos alimentados por las milicias de los Estados, se ha convertido en la mayor y más costosa de las características del gobierno, y, aunque bien instruida en fingir sonrisas en sus relaciones públicas, posee ahora toda la severa y áspera eficacia de un confiado dominio burocrático”.

La reflexión anterior me induce a pensar que decidieron cambiar las togas por los uniformes, y las ideas y propuestas jurídicas y legales, por el cumplimiento puntual de las órdenes militares. Ahora podemos intuir el camino a seguir de la urgente y necesaria, para la 4T, reforma del Poder Judicial de la Federación. ¿Será que tenemos infiltrado un José López Rega, y en lugar de dar a luz a Andrés Manuel López Beltrán, nace sobre el segundo piso de la 4T un Jorge Rafael Videla? Por lo pronto, la moneda está de canto.

La doctora Sheinbaum Pardo muestra ya su verdadero carácter, es como el agua mansa bíblica. Lo expresado por ella muestra idéntica iracundia a la de su antecesor, en otro tono, con una verbalización cortés, pero definitiva: “golpe de Estado aguado”; al provenir de una mujer adquiere varios significados.

Los ministros de la SCJN promoventes de una revisión a la constitucionalidad de la reforma al Poder Judicial de la Federación, no lo hacen para revertirla, saben que no lo lograrán.

Proceden así para que los mexicanos evaluemos y meditemos con seriedad en el daño causado a la República, al Estado, a las instituciones. Lo cierto es que la democracia desaparece.

Sugiero a la cúpula radical de Morena, a los integrantes del Poder Ejecutivo, a diputados y senadores, que lean el texto de Irene Vallejo publicado en Laberinto, de Milenio, el último 5 de octubre: El don de la conversación.

Como dudo que lo hagan, porque su extensión y lenguaje les puede dar flojera, les comparto su último párrafo:

“Toda auténtica colaboración precisa conversación, esos diálogos donde, mientras jugamos —sin juzgarnos— con las ideas, forjamos alianzas. La acción colectiva gana fuerza cuando somos capaces de verbalizar nuestras debilidades y complejidades. Sin miedo, asumiendo el peligro, ya que al escuchar corremos el riesgo de que nos convenzan. De hecho, “conversar” proviene del latín versare, “girar”. Se refiere a convivir, converger, pero también cambiar, darse la vuelta en compañía. De alguna forma, con-versar es una actividad de calado político y poético —tejer versos con otras personas—. En lugar de trenzar palabras vivas, nos agazapamos tras nuestras caras pantallas para no hablar cara a cara. Los teléfonos nos silencian más a menudo que nosotros a ellos. Mientras nuestros dedos escriben hipnotizados a un rostro lejano, no miramos a quienes nos rodean: estamos desperdiciando experiencias, protagonizando huidas fallidas. El inconveniente de esta edad de oro de la comunicación y la información es que todavía no hemos aprendido a hablarnos. Humanizamos y amamos a nuestros aparatos, mientras somos cada vez más maquinales con otras personas. El error fue creer que la tecnología nos enseñaría a conversar. Para el algoritmo, una persona queda reducida tan solo a un mero “cliente”, “seguidor” o “usuario”. Cuando la red digital nos atrapa en nichos de mercado, y el griterío político nos enclaustra en bandos enfrentados, la antigua invitación al diálogo mantiene viva la esperanza de abrir jaulas, serenar estridencias y construir encuentros. Tal vez más que nunca, de la conversación depende la conservación de la comunidad”.

Para concluir, les comparto un mensaje en X de Diego Valadés: “Se sabía lo que iba a pasar con la mayoría calificada en el Congreso, y pasó. En su momento, la combatí. La salud institucional del país exige sensatez por parte de todos. Es contraproducente desorientar a la sociedad. El contenido de una reforma constitucional NO es impugnable”.

Insisto, sólo se trata de crear conciencia de la gigantesca estupidez que cometen Morena y su Segundo Piso. Nada ni nadie los detendrá. Lo pagaremos los mexicanos.

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