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22 noviembre,2024

3 técnicas para evitar caer en las trampas de la procrastinación

  • Este hábito trae otras consecuencias negativas, como la acumulación de estrés


Clase Turista

 

Es difícil no verse seducido o seducida por la procrastinación en algún momento de la vida y la rutina ante los compromisos, responsabilidades y el deseo de desconectar y tomarse un descanso. Esto último es bueno, sin embargo, debe realizarse de forma planificada y consciente, a fin de que estos descansos no se salgan de control y se termine con un hábito de procrastinación que acumule el trabajo y desequilibre la vida personal y profesional.

 

“Además de que nos aleja de nuestros objetivos a corto y largo plazo, la procrastinación trae otras consecuencias negativas, como la acumulación de estrés debido al trabajo no concretado, y las implicaciones de éste, tanto físicas como mentales: dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, obesidad, enfermedades cardiacas, ansiedad, rumiación mental, y por ende, menor productividad, convirtiéndose en un ciclo vicioso”, explicó Nora Taboada, coach ejecutiva y fundadora de AFE-Liderazgo Consciente.

 

La procrastinación es aplazar una actividad que debe realizarse, así como evadir ciertas responsabilidades que tienen que ver con acción o decisiones, convirtiéndose en un hábito. Esto puede suceder por varias razones, ya sea por miedo o ansiedad a realizar la tarea, por falta de motivación, e incluso porque la persona no se siente capaz de realizar la actividad con éxito, motivo en el que se mezcla el síndrome del impostor.

 

De acuerdo con el Departamento de Psicología Clínica del Centro de Enseñanza Técnica y Superior (CETYS Universidad), se estima que hasta el 90% de la población mexicana es propensa a la procrastinación, y que de este porcentaje, 20% serían procrastinadores y procrastinadoras frecuentes; se observa además que hay más casos masculinos que femeninos. Debido a esto, Taboada explica a continuación qué se puede hacer para evitar caer en las trampas de la procrastinación.

 

“Primero idear un plan de acción, y enfocarnos en lo que podemos hacer para implementar hábitos que nos lleven a la productividad diaria y constante, estableciendo horarios para el descanso y para el alto desempeño. Si lidias diariamente con la procrastinación te recomiendo aplicar los siguientes métodos”, indicó la autora de Felicidad Activa.

 

Técnica Pomodoro de Gestión de Tiempo

 

Ésta consiste en utilizar un temporizador para medir los tiempos de relajación y de trabajo. La clave es dividir el trabajo en intervalos sin interrupción de 25 minutos. Los pasos a considerar son los siguientes: elegir la tarea a realizar, programar el temporizador durante 25 minutos, comenzar el trabajo sin distracciones. Pasado el tiempo, descansar entre tres a cinco minutos y empezar una nueva sesión hasta realizar cuatro, tiempo tras el cual, se procederá a realizar una pausa de 15 a 30 minutos. Finalmente, se regresa al paso uno.

 

Técnica del Queso Suizo

 

Esta técnica sirve para la procrastinación más profunda en la que los largos tiempos de concentración aún no se vuelven un hábito. La clave está en establecer periodos de 10 o 15 minutos lo más continuos posible en la agenda de trabajo, a fin de comenzar a hacerle “hoyos al queso”, y terminar más pronto que tarde los grandes proyectos que suelen posponerse por la procrastinación.

 

“Recuerda que el tener pequeños éxitos diarios es clave para alimentar el deseo en el cerebro por continuar con el trabajo, por lo que esta técnica es muy eficaz”, explicó Taboada.

 

Comerse a la rana

 

Es decir, realizar en las primeras horas de la mañana las actividades que más nos causan disgusto, estrés o las que consideremos más complicadas de la rutina, de esta manera, el resto de la jornada se desenvolverá con más tranquilidad y bienestar mental, “lo primero es identificar esta actividad, luego, lanzarnos a la acción y procurar que esto se convierta en un hábito, lo cual, después de practicar algunos días será sencillo, ya que comerse a la rana disminuye de forma notable la procrastinación por estrés.

 

Finalmente, recuerda preguntarte por qué haces lo que haces, qué es lo que más te gusta de hacerlo, y enumera las cosas que te hacen feliz de tu trabajo, responsabilidad o proyecto, te ayudará con la motivación, también sigue aprendiendo nuevas técnicas para fomentar tu propia felicidad, y promueve en ti misma/o hábitos saludables, ¡mucho éxito!”, finalizó la fundadora de AFE.

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