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24 noviembre,2024

Entresemana

  • Cuando se quiere se puede
  • A mi hija Brenda en su cumpleaños
  • Por Moisés Sánchez Limón

Clase Turista

 

Resulta que el joven Ovidio no le hizo caso a su abuelita doña Consuelo y, por no portarse bien, que me lo pepenan en la madrugada del jueves 5 de enero, horas antes de la llegada de Los Reyes Magos.

 

Quién sabe si los ilustres magos pudieron entrar al penal de El Altiplano, donde Ovidio durmió la noche de reyes y les habría pedido como único regalo la libertad.

 

Y no quiero echar a perder la fiesta al licenciado presidente ni amargarle la reunión con míster Joe Biden y monsieur Justin Trudeau, pero una captura menor no implica avance sustancial en la causa de pacificar al país.

 

Y es que, mire usted, dice el secretario de la Defensa Nacional, el multicondecorado general Luis Cresencio Sandoval que, el operativo para echarle el guante a Ovidio fue producto de un trabajo de inteligencia de seis meses.

 

¿Por qué hasta ayer y no antes?

 

Usted disculpará pero, como anillo al dedo, sin autorización de mi amigo Eduardo Arvizu Marín, plagio puntual declaración a Santiago Creel Miranda, presidente de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, hecha ayer en conferencia de prensa, en respuesta a pregunta de la colega Margarita Nicolás.

 

Lea, por favor.

 

“(…) lo que aconteció en Sinaloa y este reconocimiento que hago a las Fuerzas Armadas, al Ejército, es que demuestra que cuando se quiere se puede. Lamento que se haya querido después de tanto tiempo, pero yo espero que sigan queriendo y que sigan pudiendo poner en orden al país. Esa es la función. Estamos hablando de seguridad nacional y de seguridad interior. Entonces, por lo tanto ¿qué demuestra esto? Que, si se quiere, si hay voluntad política, se puede.

 

“Entonces, que ya no se tarden más en poner el orden, no solamente con esta aprehensión, sino que sigan y continúen, hay estados que están totalmente desamparados: Michoacán, Zacatecas, Colima y finalmente pusieron atención en lo que estaba pasando en Chihuahua, tuvo que suceder lo que aconteció en Chihuahua para poner la atención en ese estado.

 

“Entonces, si se quiere se puede, ahí está la evidencia y no debe ser solamente por estrategia política por si viene o no, el presidente Biden, por si van a tener o no su encuentro, debe ser en función de los intereses del país, en función de los intereses de la gente, en función de los intereses del pueblo, y el pueblo quiere paz, quiere vivir en tranquilidad con las familias; entonces, ahí se demostró que sí se puede y que esta situación la expandan en todo el país y de una manera inmediata (…)”, puntualizó Creel Miranda.

 

Ovidio Guzmán, mejor conocido como El Ratón, es dirigente del grupo delictivo “Los menores”, brazo del Cartel del Pacífico, no tiene delitos imputados en México ni la estatura de su padre o del real jefe Ismael “el Mayo” Zambada.

 

Sólo un pequeño detalle: es requerido por la justicia de los Estados Unidos. ¿Por qué allá sí y acá no?

 

Ovidio no es una hermana de la caridad y sí un peligroso y poderoso criminal, pero su captura y aunque sea extraditado a Estados Unidos, en nada cambia la situación de inseguridad que campea en la república ni rasguña al poder fáctico que controla a más de la mitad de los municipios del país.

 

¡Recáspita, Batman!

 

Bueeeno, no se trata de contradecir todo lo que toca y hace la 4T con su 90% de honestidad y 10% de experiencia, pero…

 

De ser así por qué el licenciado presidente fue algo más que cauto para, protagonista como es, dejar que el general Sandoval y la secretaria Rosa Icela Rodríguez informaran del exitoso operativo, cuando sabía que el malcriado nieto de doña Consuelo había caído en manos de elementos de las Fuerzas Armadas allá en los rumbos de la sindicatura de Jesús María, en las goteras de la capital sinaloense.

 

Y sobre todo que Culiacán estaba convertido en zona de guerra, literalmente, con un titubeante Rubén Rocha Moya, gobernador que ocultaba lo que ocurría en la capital sinaloense y otras localidades como Mazatlán y Los Mochis, pese a haber activado la alarma para que los habitantes no salieran a la calle y se habían suspendido actividades escolares, comerciales y de trabajo público y privado..

 

Son y se hacen que la virgen les habla. La consecuencia de un operativo de esa naturaleza no se podía ni puede ocultar. Al amanecer del Día de Reyes hay una población aterrada con problemas, incluso, de suministro de agua potable.

 

Veamos.

 

En el balance del operativo, oficialmente hay diez militares muertos y 35 heridos, 19 criminales abatidos y 21 detenidas, además de graves daños patrimoniales como el robo de más de 200 vehículos a particulares y el incendio de otros transportes públicos y privados para cerrar accesos a Culiacán.

 

¡Caray! Un operativo de esa naturaleza no podía ser limpio. Ni pensarlo.

 

Entonces, ¿por qué no se procedió con la misma capacidad de inteligencia militar, que no es nueva e incluso la Secretaría de Marina tiene vasta experiencia en ese rubro, el jueves 17 de octubre de 2019 cuando, en Culiacán, fue detenido Ovidio y luego liberado por orden del licenciado Andrés Manuel López Obrador?

 

O será que, con la recaptura de El Ratón, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, finalmente Su Alteza Serenísima atendió a la recomendación de la Casa Blanca y se aplicó en una de esas raras coincidencias habidas en sexenios recientes vísperas de reuniones de alto nivel entre autoridades estadunidenses y presidentes mexicanos.

 

Dice el Duce que no se trata de un regalo para el presidente Joe Biden, vísperas de la reunión que sostendrá junto con el premier canadiense Justin Trudeau, la semana entrante, en Ciudad de México.

 

Es posible, pero…

 

Sí, sí, los expertos dirán que el operativo que concluyó con la recaptura –porque, el jueves 17 de octubre de 2019 el patriota y humanista Andrés Manuel I ordenó liberarlo para, adujo, salvar la vida de unas 200 personas y evitar un baño de sangre con la población civil—fue un exitazo consecuencia del trabajo de inteligencia aludido.

 

¿Pero, por qué hasta hoy y con un personaje que, en realidad, no es ni por asomo el jefe de jefes del narco en la zona del Pacífico?

 

¿Por qué no se aplican con la misma capacidad en el caso de “El Mencho”, cabeza del Cartel Jalisco Nueva Generación?

 

¿Entonces?

 

No hay duda de que Su Alteza Serenísima va en picada. Si sus deseos son órdenes, éstas ya no comulgan con la realdad que cotidianamente le golpea el rostro.

 

Pretendió controlar al Poder Legislativo y se encontró con una oposición que se significa como una alianza que se fortalece aún contra la urgencia que el propio licenciado presidente le reclama para definirse. Y el más reciente caso de la elección de la ministra Norma Lucía Piña Hernández, como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

 

¿Hubo pacto con la familia de El Chapo y se rompió?

 

De lo ocurrido ayer jueves 05 de enero de 2023 en la sindicatura de Jesús María, municipio de Culiacán, donde fue detenido Ovidio Guzmán, las versiones bordan lo mismo en la ruptura de presuntos acuerdos con la familia de El Chapo Guzmán, como atender la recomendación de la administración Biden para combatir al narcotráfico y al crimen organizado.

 

Y, bueno, usted se habrá percatado que ningún personaje de la cúpula de la 4T ni mucho menos el licenciado presidente ha invocado a esa marrullera frase “abrazos no balazos”.

 

Cuando el domingo 29 de marzo de 2020 Andrés Manuel López Obrador presentó sus respetos a doña Consuelo Loera, allá en las proximidades del poblado La Tuna, municipio de Badiraguato, Sinaloa, el acto se interpretó más allá de un mero saludo de cortesía, como quiso dar por cierto Su Alteza Serenísima.

 

Y aquello de “abrazos, no balazos” tomó la forma del acuerdo entre la administración del licenciado López Obrador y la banda criminal capitaneada por Ovidio como heredero de El Chapo y consentido de doña Consuelo.

 

Porque las evidencias tienen un aspecto brutal de acuerdos criminales aderezados con impunidad.

 

¿Qué ha cambiado en la 4T?

 

La realidad, le decía, golpea al rostro de Su Alteza Serenísima.

 

Por ejemplo, en su comparecencia ante el pleno del Senado de la República, el miércoles 21 de septiembre del año pasado, 2022, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, sostuvo:

 

“No venimos a ganar una guerra, venimos a ganar la paz. Ya lo dijo el presidente López Obrador, y cito, vamos a seguir avanzando en pacificar el país, es un desafío, es una responsabilidad, es una convicción”.

 

¿Y?

 

En cuatro meses el escenario de inseguridad y violencia en el país no ha cambiado, al contrario: ha crecido exponencialmente solo por citar el número de homicidios dolosos y personas desaparecidas.

 

Ayer jueves, Rosa Icela declaró que, e

l operativo realizado en Culiacán por autoridades federales para la captura de Ovidio Guzmán “fue ejecutado con labores de inteligencia operativa para evitar afectaciones a la población”.

 

¿Por qué, insisto, no se procedió igual en octubre de 2019?

 

En la conferencia de prensa, ayer, Rosa Icela Rodríguez manifestó: “no venimos a ganar una guerra, venimos a construir la paz”. ¿A construir?

 

¿En serio, el licenciado presidente tiene la conciencia tranquila?

 

¡Ah! Por cierto, en esto de las casualidades, igual en la madrugada de ayer jueves pero en Ciudad Juárez, Chihuahua, abatieron a Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, alias “El Neto”, líder del grupo delictivo “Los Mexicles”, cuya liberación del Cereso Número 3 de aquella localidad fronteriza, el pasado fin de semana provocó sangriento motín en el penal referido y la fuga de 30 reos.

 

Ahí fueron asesinados 10 custodios y 7 reos; fuera del penal, en un enfrentamiento entre sicarios de “El Neto” y la fuerza pública, dos agentes perdieron la vida.

 

¡Qué le parece! Vaya prontitud con la que, pese al desdén con el que Su Alteza Serenísima abordó brevemente el caso, éste fue atendido localmente al grado de que en cuatro días ubicaron a “El Neto” y lo abatieron en una persecución que concluyó cuando el delincuente estrelló su vehículo frente a una gasolinería en Ciudad Juárez.

 

El joven Ernesto era pieza menor frente al también joven Ovidio requerido por tribunales de la Unión Americana. Aunque, dígame si no es cierto, como dice Santiago Creel, cuando se quiere se puede. ¿A poco no? Digo

 

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