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Con la integración de nuevas experiencias en el “continente blanco”, viajar de norte a sur con Civitatis se convierte en una travesía que conecta auroras boreales, fauna indómita y paisajes extremos que exaltan la idea de aventura
Clase Turista
Hay destinos que obligan a mirar el mundo con otros ojos. Y para lograrlo, uno se debe animar a vivir aventuras que van desde deslizarse entre bosques boreales hasta navegar entre icebergs ancestrales. ¿Dónde sucede esto? Nada más y nada menos que en los extremos del planeta: la Laponia, en el Polo Norte y la Antártida, en el Polo Sur, donde Civitatis reúne experiencias que convierten el frío en emoción pura y cada paisaje en una historia que vale la pena contar.
Laponia: donde la magia de la Navidad cobra vida
Situada justo debajo del Círculo Polar Ártico, la Laponia es una de las regiones más salvajes de Finlandia y del norte de Europa, donde se pueden vivir realmente aventuras sacadas de un cuento de Navidad: desde conocer al mismísimo Santa Claus en su casa situada en Rovaniemi hasta deslizarse en un trineo guiado por perros huskies en medio del bosque nevado para ir a la caza de auroras boreales.
En este viaje nórdico, tampoco faltan las caminatas con raquetas que permiten explorar paisajes silenciosos, donde solo se escucha el crujir del hielo bajo los pies, para después complementar con una sesión de pesca en un lago helado. También hay que animarse a conocer las cascadas congeladas de Korouoma, donde el invierno se convierte en arte al contemplar el agua transformarse en esculturas de cristal entre acantilados y bosques.
En este viaje nórdico, tampoco faltan las caminatas con raquetas que permiten explorar paisajes silenciosos, donde solo se escucha el crujir del hielo bajo los pies, para después complementar con una sesión de pesca en un lago helado. También hay que animarse a conocer las cascadas congeladas de Korouoma, donde el invierno se convierte en arte al contemplar el agua transformarse en esculturas de cristal entre acantilados y bosques.
El cierre perfecto llega sobre un trineo de renos guiado por pastores sami, una tradición que detiene el tiempo entre campanillas y mantas de lana. Estas experiencias disponibles en Civitatis se convierten en una invitación a descubrir el Polo Norte con los cinco sentidos.
Antártida: el lado más sorprendente del fin del mundo
Explorar el llamado “continente blanco” no es solo viajar; es aceptar una invitación a reencontrarse con la naturaleza en su versión más pura. Aquí, el paisaje lo dice todo: glaciares que se despliegan como murallas azules, cielos que cambian de ánimo a cada minuto y una vida salvaje que aparece sin aviso, recordando que este rincón del Polo Sur sigue intacto, remoto y profundamente magnético.
Civitatis abre la puerta a vivir la Antártida a ritmo propio con dos nuevas expediciones que llegan al mismo punto del mapa, pero con una misma certeza: incluso en el extremo sur del planeta siempre hay nuevas formas de maravillarse.
Para quienes buscan una descarga inmediata de emoción, la primera experiencia consiste en un vuelo directo desde Punta Arenas (Chile) hasta la isla Rey Jorge —la más grande del archipiélago de las Shetland y uno de los principales centros de investigación internacional— también conocida como isla 25 de Mayo. Tras cruzar el mítico pasaje de Drake en un trayecto de unas dos horas, el avión aterriza en la base Presidente Frei, punto estratégico para pasar un día rodeado de glaciares, montañas e icebergs.
La aventura incluye caminatas por la base y sus alrededores, además de una navegación en zodiac para avistar pingüinos y contemplar el paisaje polar en todo su esplendor: acantilados helados, fauna autóctona y un silencio sobrecogedor imposible de replicar. En total, son alrededor de 12 horas entre vuelo y exploración, en una experiencia tan breve como inolvidable.
Quienes prefieren un viaje más contemplativo pueden optar por la travesía a bordo de un crucero de diez días que parte desde Ushuaia y navega por el Canal Beagle, el Pasaje Drake y el archipiélago de las Shetland del Sur.
El barco recorre paisajes icónicos como la isla Decepción, King George, Livingston, el Estrecho de Gerlache, el Canal Neumayer y el Canal Lemaire, donde los témpanos, las montañas nevadas y la fauna polar —pingüinos, focas, elefantes marinos, ballenas jorobadas e incluso orcas— acompañan el viaje.
Cada día se realizan dos desembarcos en lanchas zodiac hacia zonas seguras seleccionadas por el capitán, para explorar bahías, colonias de pingüinos y puntos emblemáticos como Neko Harbour, Bahía Paraíso y las islas Paulet, Cuverville y Pléneau. De regreso, el crucero vuelve a cruzar el Drake mientras expertos naturalistas comparten charlas sobre la vida salvaje del lugar. Es una experiencia inmersiva y pausada que permite entender la verdadera magnitud del continente blanco.
