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Descubre cómo Maní combina tradición maya, gastronomía y turismo comunitario en experiencias auténticas
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Andy Interian Chan, Director de Turismo, asegura que este Pueblo Mágico no solo conserva su identidad cultural, sino que la comparte con quienes buscan experiencias auténticas, lejos de la masificación turística.
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Por Alejandra Perez Bernal
Clase Turista
En el corazón de Yucatán, Maní se revela como un destino donde el tiempo parece detenerse y cada calle, aroma y sabor cuenta historias ancestrales. Con apenas 6,200 habitantes, este pequeño pueblo no solo conserva su identidad cultural, sino que la comparte con quienes buscan experiencias auténticas, lejos de la masificación turística.
“El turismo en Maní busca ser amigable con la propia comunidad y evitar procesos de gentrificación”, explica Andy Interian Chan, Director de Turismo del H. Ayuntamiento de Maní. “La comunidad trabaja en agricultura, artesanía y bordado, y quienes participan logran reactivar estos procesos con nuevas experiencias”, añade. Aquí, los visitantes no solo observan; se convierten en testigos de tradiciones vivas, acompañando a la población local en sus quehaceres y celebraciones.
Entre los proyectos que marcan la diferencia está el meliponario de Doña Elisa, un espacio dedicado a la preservación de la abeja melipona maya, con 77 sitios de conservación en la región, incluyendo uno de los más grandes de la península. Otro imperdible es el Solar Maya Pachpacal, que permite adentrarse en la arquitectura y la historia de la comunidad. Y, por supuesto, la cocina tradicional de Maní, donde los sabores y aromas revelan siglos de tradición y técnicas transmitidas de generación en generación.
Maní también destaca por su fuerte arraigo cultural: más de la mitad de la población habla lengua maya y viste indumentaria ancestral, y los visitantes que llegan aquí no se enfrentan a un “montaje turístico”, sino a un encuentro genuino con la comunidad. Además, programas como Arte Textil con Perspectiva de Género, en colaboración con UNESCO y Fundación Banorte, involucran a más de 300 mujeres de 12 comunidades, preservando el bordado maya frente a la industrialización.
“Cada proyecto busca mantener viva nuestra identidad y ofrecer al visitante una experiencia auténtica y enriquecedora”, concluye Interian Chan. En Maní, el turismo no solo es una actividad económica: es un viaje a la esencia de Yucatán, donde la historia, las tradiciones y los sabores se entrelazan para contar la historia de un pueblo que sigue siendo fiel a sí mismo.

