- La presidenta refrendó su postura a favor de la autodeterminación y en contra del intervencionismo
Clase Turista
Luego del desaguisado que provocó el presidente Donald Trump con su frase «México hace lo que yo quiero», la presidenta Claudia Sheinbaum admitió que sí hay despliegue naval militar en aguas internacionales que no afecta a nuestro país, e insistió en que hay «comunicación de alto nivel» entre ambos gobierno.
En su conferencia mañanera que hoy se llevó a cabo en Chetumal, Quintana Roo, la mandataria mexicana, acompañada por el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, aceptó que hay un inusual despliegue de las fuerzas armadas de Estados Unidos (Marina, Fuerza Aérea y Guardia Costera) en aguas internacionales del Caribe.
La prensa estadounidense publicó hoy que aunque en el sitio oficial del Departamento de Defensa de Estados Unidos no se reporta de manera oficial despliegue alguno de sus fuerzas navales o aéreas, hay 5 ramas que conforman a las Fuerzas Armadas de EU, y que la única que reporta actividades en la región en su propio sitio web es el llamado Servicio de Guarda Costas, aunque lo hacen en relación con Puerto Rico y para propósitos de ayudar a su población el paso del huracán Erin.
Sheinbaum reiteró su postura a favor de la autodeterminación y en contra del intervencionismo, pero evitó detallar cómo reaccionaría su gobierno si Estados Unidos decidiera actuar en la línea de lo dicho por Trump el jueves por la tarde en la Casa Blanca.
La presidenta de México señaló que hoy por la tarde tendrá una reunión con Bernardo Arévalo, presidente de Guatemala y con Juan Antonio Briceño, primer ministro de Belice, que viajarán a Campeche para encontrarse con ella.
Hay que recordar que el Departamento de Defensa de EU ordenó el despliegue de fuerzas aéreas y navales en el sur del mar Caribe como parte de una nueva política del gobierno de Trump para usar la fuerza militar contra cárteles del narcotráfico.
El secretario de Estado, Marco Rubio, ha confirmado esa información desde el pasado 8 de agosto, cuando se reveló en la prensa estadounidense que el líder de la Casa Blanca había firmado en secreto una orden dirigida al Pentágono para que implementara el uso de fuerza militar contra grupos que su gobierno ha designado como organizaciones terroristas, entre los que sobresalen los cárteles de México y Venezuela.

