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25 noviembre,2025

Turismo de lujo acelera crecimiento y redefine preferencias del viajero global

  • Proyecciones indican que el segmento superará los 2,1 billones de dólares antes de 2035

Clase Turista

El turismo de lujo está atravesando una etapa de expansión sin precedentes. Según diversos informes de la industria, se espera que este segmento supere los 2,1 billones de dólares antes de 2035, con tasas de crecimiento anuales que oscilan entre el 7 y el 8 por ciento, dependiendo de la fuente. Las cifras reflejan no solo una recuperación pospandemia, sino una evolución en la forma en que los viajeros entienden el lujo.

Hoy, el lujo no se define exclusivamente por el confort extremo o la exclusividad visible. Los nuevos consumidores buscan experiencias auténticas, profundas y con propósito. Desde retiros de bienestar y safaris sostenibles, hasta viajes gastronómicos personalizados o itinerarios enfocados en la conexión cultural, el foco se desplaza hacia propuestas que emocionalen, transformen y dejen una huella positiva.

Europa continúa liderando el mercado global, pero se proyecta un fuerte crecimiento en Asia-Pacífico, Medio Oriente y América Latina, regiones donde la digitalización, la expansión de la clase alta y una nueva generación de viajeros están impulsando la demanda. Los llamados HNWIs (individuos de alto patrimonio neto) no son los únicos protagonistas: millennials y Gen Z también están elevando la vara, priorizando el impacto social, el diseño de experiencias únicas y la sostenibilidad real.

Según el Virtuoso Luxe Report 2025, las principales tendencias en este segmento incluyen los viajes transformacionales, el turismo de bienestar, los viajes en solitario con intención, las experiencias multigeneracionales y las escapadas diseñadas alrededor de eventos naturales o propósitos personales. Más del 55 % de los viajeros de lujo planean gastar más por viaje en 2025, en busca de vivencias que conecten con sus valores.

La personalización juega un papel central: ya no se trata de ofrecer lujo estándar, sino de construir propuestas a medida, donde cada detalle esté pensado para el perfil de cada viajero. En ese contexto, los asesores de viaje y operadores especializados se consolidan como actores clave para articular esta nueva demanda.

Con este panorama, destinos y empresas turísticas se enfrentan a un desafío estratégico: adaptarse a un lujo que ya no gira en torno al precio o la marca, sino a la calidad del tiempo, la emoción generada y la historia que el viajero podrá contar. El crecimiento es claro, pero también lo es la exigencia. Quien entienda esta transformación, marcará la diferencia en la próxima década del turismo de alto nivel.

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