- Estos precios más elevados tendrán un impacto en la demanda, que será más débil
Clase Turista
El gran día llegó, Donald Trump impuso aranceles exorbitantes al resto del mundo. La tasa básica era del 10% para todos los productos que entran a Estados Unidos, pero un 20% para la Unión Europea, 24% a Japón, 26% a la India, 34% a China (es decir, 54% sumado al ya existente 20%) y 46% para Vietnam.
Dichos aranceles representan la mitad de las tarifas, la manipulación de divisas y las barreras arancelarias aplicadas por cada país a bienes norteamericanos (sin especificar el método del cálculo). 60 naciones son el blanco de las tarifas arancelarias de acuerdo con dichas métricas. La administración de Trump apunta a recaudar $700 mil millones de dichos aranceles, o 2,4% del PIB estadounidense. Este es un nivel no visto desde la década 1820/1830. Estados Unidos nunca vio nada comparable, y quedó rezagada ante Gran Bretaña y Europa en ese momento.
Los aranceles van a los precios de las importaciones porque, en el corto plazo, la oferta de EE.UU. no podrá realizar ajustes al alza. Estos precios más elevados tendrán un impacto en la demanda, que será más débil, y por tanto reducirán el déficit externo estadounidense. Sin embargo, muchos productos son esenciales para el funcionamiento de la economía de EE.UU. Se deberá pagar más por computadoras, teléfonos celulares y una gran cantidad de productos, sin excepción, porque resultan esenciales para la operación de la economía de un país. Además, la producción de dichos bienes no puede ser reubicada rápidamente a Estados Unidos bajo las mismas condiciones. El impacto será inflacionario.
En el corto y mediano plazo, las importaciones se recuperarán de nuevo, y el déficit regresará. Si los productos pudieron ser fabricados en cualquier otra parte, es porque las condiciones de la fabricación son mejores. ¿Y de qué clase de fuerza de trabajo va a depender de esta nueva producción? La tasa de desempleo es del 4,1% en EE.UU., y la expansión no podrá depender de mano de obra barata, ya que está siendo expulsada. De nuevo, el impacto será inflacionario.
Los países a los que se dirige la imposición arancelaria ya han comenzado a tomar represalias. China, Europa y otros países han mostrado diversas reacciones. Se aplicarán aranceles y barreras comerciales de todo tipo, afectando a las exportaciones estadounidenses. Esto no reducirá el déficit externo de EE.UU.
Las medidas implementadas serán un choque negativo a la economía y al comercio global. Todos perderemos. Aumentar los precios de los bienes 10, 20, o 30 por ciento y creer que esto conducirá a mejores condiciones es vivir en el engaño. Veremos sufrir a la población estadounidense en Wisconsin, Ohio o Montana, porque los precios más altos o la escasez de productos van a complicar sus vidas. El intercambio comercial del mundo se verá afectado, y China, Europa, India y otros van a padecer también.
En el viejo mundo, las cadenas de producción se ubicaban donde eran más eficientes y por lo tanto mejores para el bienestar común. Esta localización estará ahora dictada por los aranceles a la importación, y resultará peor para dicho bienestar común.