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10 marzo,2025

¿Serán los aranceles el último fin de Donald Trump?

  • Uno de los retos de la eurozona es que el Banco Central Europeo persigue un único objetivo: la estabilidad de precios

Clase Turista

Mabrouk Chetouane, jefe de Global de Estrategia de Mercados de Natixis IM y François Collet, director adjunto de Inversiones en DNCA Finance, comparten su visión sobre el entorno macroeconómico ante los aranceles impuestos por EU.

¿Cuál es su percepción del impacto económico de la presidencia de Donald Trump en términos de crecimiento económico, inflación y política monetaria?

La economía europea no está en muy buena forma. El potencial de recuperación persiste, pero su magnitud no ha sido fuerte. Varios factores explican esto. En primer lugar, la situación política en diversos países. En segundo lugar, la evolución del comercio internacional que se está ralentizando y es una carga para Alemania y, por tanto, la eurozona. Luego están las decisiones de la Comisión Europea cuyas regulaciones obstaculizan y complican la libertad empresarial. Y finalmente están las opciones energéticas de Alemania.

La situación económica se sostiene en un delicado equilibrio. Podría mejorar, pero también hay muchas posibilidades de observar una desaceleración aún más pronunciada del comercio mundial debido a las políticas económicas de Trump y a la inestabilidad política actual en Francia. Todo esto es bastante negativo.

¿Qué tan optimistas están de la posibilidad de que las cosas mejoren?

Tengo dos esperanzas. En primer lugar, la elevada tasa de ahorro en Europa, que puede seguir aumentando y ofrece cierto apoyo a la economía europea. En segundo lugar, el posible respaldo fiscal de los gobiernos, particularmente en Alemania, como principal economía europea, donde hay margen para que crezcan los déficits públicos, lo que significa que hay oportunidad de implementar un verdadero plan de estímulo. Los alemanes están a favor de modificar el freno de la deuda, permitiendo un mayor déficit público.

La regulación es un factor limitante para el emprendimiento y la inversión en toda la eurozona. Si analizamos la inversión corporativa a través del indicador de formación de capital fijo bruto, por ejemplo, Europa está muy por detrás de Estados Unidos. Las condiciones monetarias actuales en la eurozona son un problema y, en segundo lugar, que las tasas de interés en la eurozona son demasiado altas, lo que impide a las empresas invertir más.

Uno de los retos de la eurozona es que el Banco Central Europeo (BCE) persigue un único objetivo:  la estabilidad de precios. No tiene la tarea de apoyar la demanda, aunque no se puede ignorar la demanda porque afecta a la inflación. En nuestra opinión, las tasas de interés son probablemente demasiado altas, aunque su nivel no impide una ligera recuperación en algunos países como España, por ejemplo. Italia lo está haciendo relativamente bien, pero las tasas de interés deberán seguir bajando.

Un 2% parece un aterrizaje correcto para alcanzar la neutralidad monetaria. El BCE necesitará más garantías sobre la continuación de la tendencia desinflacionaria para bajar del 2% y entrar en terreno acomodaticio. La inflación en el sector servicios sigue cercana al 4%. Podemos anticipar una caída de este indicador tras una disminución de los salarios. Sin embargo, será complicado para Christine Lagarde lograr el consenso de la Junta de Gobierno del BCE para flexibilizar la política monetaria una vez que se alcance esta tasa neutral. Los halcones destacarán el riesgo de reavivar la inflación.

El informe Draghi destacó la brecha de inversión entre Europa y Estados Unidos. El expresidente estadounidense Joe Biden logró desplegar programas de inversión masivos gracias a las bajas tasas de interés.

¿Consideran que la desvinculación de la política monetaria entre EE.UU. y la eurozona representa un riesgo de inflación o una oportunidad de crecimiento, incluso si conduce a una depreciación del euro?

En realidad, creo que la depreciación del euro es una buena noticia. Debemos distinguir entre la inflación de los servicios, que es esencialmente interna y relacionada con la evolución salarial, y la inflación de los bienes de consumo, que es en gran medida importada y muy baja. La depreciación del euro podría incrementar el precio de los bienes, pero su aumento es en gran medida inferior al 2%.

Es cierto que el euro se ha depreciado en los últimos trimestres, pero continua 20% por encima de su nivel de principios de siglo. Creemos que el BCE podría encontrar argumentos para afirmar que la depreciación del euro, si continuara, no socavaría su escenario de inflación a medio plazo. No se puede confiar en nuestras ganancias en la productividad para mejorar la competitividad de la eurozona.

¿Cómo ven las oportunidades en el ámbito de la deuda corporativa?

Hemos estado esperando a que se ampliaran los diferenciales de crédito antes de entrar en el mercado. La madurez del mercado es mucho más significativa que en el pasado. Hace tiempo, cuando un emisor incumplía sus pagos, como Parmalat, todo el mercado crediticio se tambaleaba. Esto ya no es así. Los impagos hoy tienen poco impacto en el mercado y no ha habido contagio sectorial.

El buen desempeño del mercado se puede explicar por los fundamentos y los flujos. Experimentamos enormes entradas de capital en el mercado del crédito europeo con una oferta muy por debajo de la demanda. Por tanto, vemos una contracción significativa en los diferenciales. El mercado de alto rendimiento ha evolucionado significativamente, pasando de calificaciones CCC/B hace unos quince años a un mercado calificado con BB actualmente. Es normal tener diferenciales crediticios más ajustados en el alto rendimiento que en el pasado.

En cuanto a las perspectivas de crecimiento lento en la eurozona, que contrastan con una economía estadounidense evidente saludable, ¿Continuará esta tendencia económica en todo el Atlántico?

El crecimiento de Estados Unidos fue sólido en 2024, pero puede desacelerarse en los próximos trimestres. Este crecimiento ha sido posible gracias a los 16 millones de migrantes en los últimos cuatro años. Creemos que los recortes fiscales y la desregulación prometidos por Donald Trump son poderosos factores de apoyo a largo plazo para la economía estadounidense. Y el gobierno de Trump probablemente ha impulsado la confianza de los propietarios de pequeñas empresas estadounidenses que tienden a votar por los republicanos y esperan con ansia estos recortes de impuestos y desregulación.

Por el contrario, dos medidas afectarán negativamente al crecimiento: el cierre de los canales migratorios, que ha contribuido fuertemente al crecimiento y la desinflación, y las barreras arancelarias. El país que se verá más afectado por las barreras arancelarias no es una de las víctimas de esta política proteccionista como México, China o Europa, sino Estados Unidos.

Estados Unidos, que representa aproximadamente el 20% del PIB mundial, enfrentará inevitables medidas de represalias impuestas por el 100% de los países con los que comercia, mientras que estos países solo enfrentarán el alza de aranceles de un solo socio comercial. Es posible que estas medidas arancelarias se pospongan, o que se reduzca su alcance, pero una espada de Damocles pende sobre la economía estadounidense y creemos que la Reserva Federal reducirá su tasa de interés más de lo que prevé el mercado.

¿No se espera la reducción de la tasa fiscal corporativa (promesa de campaña de Donald Trump) para 2026 en vez del 2025, dado el déficit presupuestario?

Creo que pronto lo sabremos. Trump es un buen vendedor, le encanta dar primicias. Incluso si anuncia una reducción de impuestos para 2026, los dirigentes empresariales estadounidenses sentirán que ya está aquí. En cuanto a la Fed, tendremos que esperar una desaceleración real antes de volver a la neutralidad monetaria, no antes de 2026.

En este entorno tan incierto, ¿hay alguna certeza o convicción sólida?

Estamos convencidos de que nos dirigimos hacia un mundo con un crecimiento en general menor, más inflación y bancos centrales ligeramente más acomodaticios. Si existe un dilema entre crecimiento e inflación, los bancos centrales acudirán en apoyo al crecimiento en vez de combatir la inflación. Es difícil comprender cómo un mundo con más barreras arancelarias y más tensiones puede ser positivo para el crecimiento y negativo para la inflación.

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