15.5 C
Mexico City
22 enero,2025

Constelación Andrómeda

  • Educar para leer por placer, no por obligación, meta de especialistas
  • Por Norma L. Vázquez Alanís

Clase Turista

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) actualizadas a septiembre de 2024, si bien se registraron progresos considerables en materia de alfabetización con un 86 por ciento de la población mundial que sabe leer y escribir, aún hay 250 millones de niños que no adquieren las competencias básicas en lectoescritura.

Sin embargo, aunque cada vez más personas en el orbe saben leer, pocos son quienes han descubierto el placer de aprender y reflexionar sobre la sociedad global y la naturaleza humana a través de la lectura, por lo que ésta no debería limitarse a ser una tarea escolar, consideran especialistas del Área de Didáctica de la Lengua y la Literatura, Kevin Baldrich y Carmen Pérez García del Departamento de Educación de la Universidad de Almería, España.

Para estos investigadores, leer no es sólo aprender a reconocer palabras y comprender su significado, sino encontrar sentido en lo que se lee pues de esta manera los estudiantes serán capaces de conectar su experiencia lectora con su propia realidad, lo cual fortalece su aprendizaje y desarrollo personal.

Por tal motivo proponen que en los centros educativos además de enseñar a leer a los alumnos se les forme para ser lectores aptos para comprender, disfrutar y razonar sobre los textos, utilizando estas habilidades para interpretar su entorno. Indican que para lograr este objetivo es necesario que los docentes seleccionen textos relevantes y adecuados a cada etapa de enseñanza, complementándolos con actividades como debates, dramatizaciones o escritura creativa, a fin de enriquecer la experiencia lectora.

Baldrich y Pérez García aseguran que es indispensable recurrir a la denominada “lectura literaria” para enseñar a leer a los educandos en la escuela, pues este tipo de lectura moviliza los conocimientos, experiencias y habilidades, en virtud de que la buena literatura representa la máxima potencialidad expresiva del lenguaje.

La selección de las lecturas

Estos especialistas del Área de Didáctica de la Lengua y la Literatura señalan que los profesores, como mediadores de la lectura, deberían seleccionar textos con base en las necesidades e intereses del alumnado, además de tomar en cuenta sus capacidades lectoras a partir de los distintos propósitos de lectura: por placer, por interés personal, por aprendizaje y por participación en la sociedad.

En este sentido, el doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid, Pedro Cerrillo Torremocha, y otros estudiosos de la materia, han expuesto la importancia de incluir la literatura infantil y juvenil en la enseñanza de la lectura en la educación básica y secundaria, pues estas obras ofrecen una oportunidad inestimable para acercar a los más jóvenes a la cultura literaria y desarrollar su hábito lector gozoso y no forzoso.

De gran ayuda en esta tarea resultan los álbumes ilustrados, dicen los investigadores, pues ofrecen la posibilidad de trabajar la lectura desde distintos enfoques, ya que como tienen texto e imágenes los estudiantes pueden desarrollar por igual la comprensión lectora y destreza de interpretación visual, lo cual es especialmente importante en la sociedad actual donde aprender a “leer” imágenes representa una competencia esencial. Son recursos versátiles adaptables a diversas edades y contextos educativos que brindan a los estudiantes una experiencia enriquecedora y significativa en la lectura, a pesar de que han sido menospreciados por algunos educadores.

Lectura obligatoria versus lectura por gusto

Acerca de este aspecto en la educación, la profesora Tatiana Chinchilla Araya, con maestrías en Enseñanza del castellano y Gestión educativa por la Universidad Nacional de Costa Rica, reflexiona sobre la necesidad de que el estudiante desarrolle la competencia lectora desde un enfoque que pondere el placer y el disfrute del texto sobre la obligatoriedad de este proceso. Sin embargo, indica que corresponde al docente de la materia de Español enfatizar en el valor de la lectura como proceso integral, no solo de gozo y diversión, sino como una competencia básica para la vida de los estudiantes en sociedad, tomando en cuenta la importancia de equilibrar la formación de alumnos que gusten de la actividad lectora en sus diferentes géneros, pero que estén conscientes de que la lectura es también una habilidad indispensable para acceder al conocimiento y desenvolverse de manera efectiva en sociedad, por lo cual aunque no siempre se disfrute, de ninguna manera puede ser una práctica opcional.

Por su parte, Jennifer Cannock Sala, directora del Colegio Antares en Perú y con maestría en Educación por la Universidad Peruana Cayetano Heredia de Lima, asegura que la lectura por placer no está integrada en el estilo de vida de la mayoría de las personas, pero la buena noticia es que la investigación sobre alfabetización inicial o emergente plantea que desarrollar hábitos lectores para leer por placer antes de la escolarización formal está al alcance de las familias a través de la lectura oral de cuentos y otros textos en forma interactiva y dialogada entre padres e hijos, ya que esta práctica facilita la construcción temprana de significado textual, es decir, valorar para qué sirve la lectura. Propone además que se establezca una rutina diaria sin interrupciones, que se dé libertad al niño para elegir la lectura porque eso lo alienta a continuar leyendo y a sentirse tomado en cuenta, dice que los adultos deben dar el ejemplo a los menores disfrutando de la lectura en sus horas libres.

Y Alberto Escalante Varona, profesor del Área de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de La Rioja, España, es contundente al señalar que la finalidad de la enseñanza es que los alumnos no vean la lectura como una “tarea” que tienen que cumplir para obtener una calificación, pues de ello depende que sea posible despertar en los estudiantes el interés y el placer que produce la lectura.

Cuando la lectura surge como obligación, no como un acto voluntario que se realiza por placer, ocurre con ella lo mismo que con cualquier deber que no queremos cumplir. Y la lectura más que imponerse es una cosa que debe contagiarse, considera la médica y escritora española Ana González Duque. Apunta que en la sociedad actual en la que el índice de lectores según las estadísticas es cada vez más bajo, obligar a los adolescentes a leer libros que no les interesan desalienta la lectura, y los libros son oportunidades de conocer otras culturas, de imaginar de forma distinta, de ponernos en los zapatos de otros, pero sobre todo son un placer y es ese concepto de gozo el que no ve en las aulas.

Es evidente, asegura, que el tiempo dedicado a la lectura compite desfavorablemente con el destinado a la televisión, Netflix (que es como una droga) o los videojuegos porque el estímulo visual prima; de cualquier forma, leer hay que hacerlo por deleite, pues difícilmente la lectura se transformará en un hábito si es impuesta. Sin embargo, dijo, “seguiré animando a todos a no perderse uno de los mejores gustos de la vida: abrir un libro”.

 

Artículo anterior
Artículo siguiente

Related Articles

últimos articulos