- En el evento se consumieron más de 7.4 millones de litros de cerveza y se reportaron ingresos por 1,250 millones de euros
Clase Turista
Desde su primera edición en 1810, el estado de Baviera en Alemania se prepara para dar inicio a uno de sus festejos más importantes que perdura hasta el día de hoy: el Oktoberfest; evento que se ha convertido en un símbolo de la identidad alemana y que el año pasado reunió a más de 7.2 millones de personas en el centro de Múnich.
Si bien en sus inicios fue una celebración para conmemorar las nupcias del príncipe Luis y la princesa Teresa de Sajonia-Hildburghausen el 17 de octubre de 1810 —una fiesta que duró cinco días completos y terminó con una carrera de caballos— hoy en día, la cerveza abandera la celebración y destaca junto a los bailes tradicionales y la gastronomía.
Año con año el consumo de cerveza ha ido incrementado, tanto es así que, según el historiador Jeffrey Gaab, para la edición de 1835 se consumieron cerca de 250,000 litros de cerveza, cantidad que dista mucho a lo que se consumió el año pasado que fueron 7,441,800 litros; además de reportarse ingresos por 1,250 millones de euros, es decir el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) de Múnich en el 2023, según cifras oficiales del gobierno de la ciudad.
Algo importante a destacar es el impacto económico en torno a dicho festejo. De acuerdo con analistas de GBM Research, la inflación hizo efectos en la edición 2024, ya que el precio de las cervezas oscilan entre 13.60 y 15.30 euros; mientras que el año pasado tenían un costo de entre 12.60 y 14.90 euros.
No obstante, en este tipo de eventos la industria cervecera no solo se ve beneficiada, ya que hacer posible su organización y logística implica movilizar industrias como la hotelera, de transporte, proveedores de servicios y alimentos, comercio local e internacional que colabora de la mano para atender la demanda de los visitantes en torno al festival.
México y el consumo de cerveza como impulsor de la economía
El consumo de la cerveza en nuestro país también representa un catalizador económico para distintos sectores que van desde la producción al consumo y la exportación hacia otros países.
Según el INEGI[1] , México es el cuarto país con mayor consumo de cerveza a nivel mundial, con una ingesta per cápita anual de 68 litros, y es el producto agroalimentario líder en exportaciones nacionales seguido por el tequila y el aguacate[2].
Para el tercer trimestre de 2024, las ventas internacionales fueron de 49.5 millones de dólares, siendo las entidades federativas con más ventas Nuevo León, Ciudad de México (US$63.8K) y Jalisco (US$55.8K)[3]. La comercialización de esta bebida es de gran interés para las compañías cerveceras por lo que tienen planeados diversos proyectos de inversión en otros estados como Yucatán, Mexicali, Veracruz, entre otros.
En este contexto, de acuerdo con analistas especializados de GBM Media “Los grupos cerveceros y otros empresarios se interesan por invertir en todo lo que conlleva la producción y comercialización de la cerveza, ya que es una de las tantas industrias que trasciende fronteras y es responsable de la creación de millones de empleos de forma directa e indirecta a nivel mundial”.
Este sector ofrece numerosas oportunidades de inversión y crecimiento, gracias a la amplia variedad de marcas, sabores y opciones con o sin alcohol. Este impulso se ve reforzado por una tendencia global hacia un consumo más saludable. Además, la industria ha ganado presencia como patrocinador en conciertos, festivales y eventos, promoviendo el consumo moderado y acercándose a nuevas audiencias.