- Traicionados pero aplaudiendo
- Por Carlos Ramos Padilla
Clase Turista
No fue una sino varias veces que lo aseguré: AMLO usó, traicionó y destruyó al PRD. Este partido desde su nacimiento el 5 de mayo de 1989 se cimentó en abiertos errores políticos y de estrategia. Sumó a ex miembros del partido comunista intentando convencer que eran auténticos y de izquierda, esa la romántica, la revolucionaria.
Pero abrieron la puerta a los tránsfugas del PRI y los convirtieron desde líderes morales, presidentes del partido hasta precandidatos a la presidencia. Eran un cáncer terminal y no lo vieron. Una especie de amalgama, una orgia de ideologías encontradas además de ser miembro de la Internacional Socialista y, ojo, del Foro de São Paulo. En alguna ocasión platiqué con el primer gobernante del PRD en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, y le hice ver que estaba atrapado entre “tribus” que no correspondían ni a su ideología, ni a sus valores, ni a su biografía menos a su proyecto. Se convirtió en líder moral de reventadores y guerrilleros y se vio obligado a doblarse ante personajes como el “subcomandante Marcos”.
De igual manera le ocurrió a Muñoz Ledo, representante de una política de Estado, con modales y cuna de privilegiados, educado para ser hombre de gobierno, académico que acabó visitando, aunque no estaba de acuerdo, a AMLO en la farsa del plantón de Reforma y en la escenografía del presidente legítimo.
Porfirio bebía exquisitos cócteles en bares caros pero salía a las plazas públicas a defender la ambición de AMLO.
González Pedrero fue utilizado por su capacidad intelectual, plataforma de ideas para AMLO. Ifigenia Martínez imagen de género que posibilitaba credibilidad al movimiento.
Los incómodos contrapesos eran Gilberto Rincón Gallardo y Heberto Castillo, entre otros, cargados de indignación por la llegada de impostores que escaparon de su partido -el PRI- por no obtener espacios políticos solamente de interés personal. En esa camada llegó el exlíder del PRI en Tabasco, Andrés a Manuel López Obrador. Después de Cárdenas, Roberto Robles y Muñoz Ledo, fue AMLO presidente del PRD y luego Pablo Gómez. AMLO se fue convirtiendo en una figura crítica, muy popular, que convenció a los militantes para realizar una divulgación de su proyecto político personal en todo el país, asumiendo la jefatura de gobierno del D.F en diciembre del 2000 y llegando a ser candidato presidencial en 2006 y por la coalición Movimiento Progresista en las elecciones del 2012. Tenía el aval de los “chuchos” (Ortega y Zambrano), Guadalupe Acosta Naranjo y Carlos Navarrete, entre otros. Y empezaron las traiciones, preguntemos a Rosario Robles. Pero el PRD seguía financiando a AMLO y festejando sus “mañaneras” en el D.F., sus puntadas de “lo que diga mi dedito”, “rayito de esperanza” y desafíos al presidente Fox con el “cállate chachalaca”. Promovieron el plantón de Reforma, los barrenderos de Tabasco y fraguaron una negociación política sucia con Ernesto Zedillo para saltarse el requisito de residencia para postularlo al máximo cargo de gobierno en la capital. AMLO procuraba la asistencia mediática de figuras como los escritores Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis. Crecía su aceptación a más del 80% y usaba al PRD como ancla hasta que decidió romper y fundar Morena autonombrándose su presidente y vaciando literalmente al PRD de sus militantes. Lo demás ya lo sabemos. En tanto el PRD se iba desdibujando, desapareciendo, intentando colgarse de otros para sobrevivir, creyendo que con alianzas y la intención de un gobierno de coalición continuaría con vida. En estas pasadas elecciones el PRD asistió a su propio funeral y desde el balcón presidencial AMLO entregando bastones de mando a Sheinbaum atropellando a los antes estandartes de la moral y ética, de la escuela política nacional como el mismísimo Cárdenas. Frente a los de izquierda perredista AMLO se fue asociando políticamente con Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Hugo Chávez, Evo Morales, Castro, Lula…y ha intentado madurar la idea de ser líder continental y universal. Al PRD se le advirtió que AMLO será un “riesgo para la democracia “ y un “peligro para México”, pero la ceguera que regala el poder presenta más tarde sus facturas. López Obrador insistió en una campaña basada en mítines populares, apoyado a su vez en las redes de promoción del voto a cargo de Manuel Camacho Solís en mancuerna con Marcelo Ebrard.
Es probable que al perder el registro el PRD, siga el mismo camino el PRI antes de las intermedias en tres años y pueda darse el histórico planteamiento del bipartidismo Morena/Pan ahora sí con tendencias e ideologías verdaderamente claras, radicales y firmes. Pero bueno ahí estaban los perredistas aplaude y aplaude.