- Analistas recomiendan prudencia y advierten efectos dañinos sobre las exportaciones
- Por Ricardo Jiménez
Clase Turista
El actual fortalecimiento del peso mexicano, lejos de ser benéfico para la economía nacional, es perjudicial sobre todo para el sector exportador que actualmente explica el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), habría que ser prudentes en tener un tipo de cambio en niveles de 16.50 pesos por dólar.
La apreciación del tipo de cambio peso-dólar se derivó fundamentalmente de la expectativa de que el Banco de México mantendrá una política monetaria restrictiva durante los próximos meses, es decir, la tasa de interés previsiblemente no bajará del 11%, aunque, la semana pasada realizó su primer ajuste a la baja de 25 puntos porcentuales.
El banco central el mantener su tasa de interés alta, es sinónimo de sostener una moneda fuerte, por ello, el nivel actual de 16.50 pesos por dólar no es sorprendente, lo que si sería sorprendente ver cotizaciones por debajo de los 16.0 pesos por billete verde.
Es posible que después de la segunda mitad de este 2024, la paridad peso-dólar podría emprender movimientos alcistas, aunque no tan importantes porque las posibles bajas esperadas en las tasas de interés sería lentas, ya que, en el segundo semestre se esperaría a lo mucho dos recortes de 25 puntos porcentuales.
En ese contexto, el peso mexicano previsiblemente mantendría sus cotizaciones por debajo de los 17 pesos por dólar durante el segundo trimestre de este año, sin embargo, no hay que perder de vista las elecciones de Estados Unidos, sobre todo darle seguimiento al candidato electo del partido republicano, Donald Trump, que podría generar algunos movimientos volátiles en la moneda mexicana.
En el corto plazo, el tipo de cambio peso-dólar operará dentro de un rango de negociación que fluctuaría entre 16.35 pesos por dólar como nivel mínimo y 16.95 pesos por billete verde como cotización máxima, con cierta inclinación hacia los niveles bajos.
Por otro lado, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos no deja de considerar reducir su tasa de interés de equilibrio en este año, sin embargo, la realidad es que la actual política monetaria restrictiva (aumento del costo del dinero) no es totalmente restrictiva en el mercado, pues sigue existiendo mucho dinero en el sistema.
La abundante existencia de liquidez en la economía tanto local como estadounidense, se debe básicamente a que los gobiernos están gastando a manos llenas por el ambiente electoral en que se encuentran estos dos países, incrementando su déficit fiscal sobre todo México al llevar su cuenta corriente con un saldo negativo de 4%.
Es una irresponsabilidad de los gobiernos de México y Estados Unidos implementar una política de gasto gubernamental excesivo, cuando estás luchando por bajar la inflación, como sabemos en la medida de existir mucha liquidez en la economía, es síntoma de presiones inflacionarias.
Los bancos centrales tendrán que lidiar con la política expansionista de los gobiernos vía gasto gubernamental, por ello, el Banco de México (Banxico) y la Reserva Federal tendrá dificultad para bajar sus tasas de interés en este año, a lo mucho veremos tres ajustes a la baja, el Banxico lleva uno.
La disminución de las tasas de interés genera una opción para ambos lados, es decir, si se realiza demasiado pronto y de manera rápida podría mermar el combate a la inflación, y si se efectúa de manera tardía se corre el riesgo de entrar en una recesión que tanto se ha hablado en los últimos años.
La Reserva Federal nos lleva a concluir, qué por eso, no podría hacer lo que el mercado da por descontado, bajar su tasa de interés, así que debemos de ir con pies de plomo, no ilusionarse de que es un hecho en que el Fed bajará su tasa de interés de referencia y que el Banxico comenzó un ciclo de ajustes a la baja de su tasa de interés de equilibrio.