- Por Ricardo Contreras
Clase Turista
Al llegar al Gobierno de Alfredo del Mazo, se convirtieron en dos jóvenes promesas con futuro en la política local.
Son los cachorros del sistema priísta fundado por Isidro Fabela.
Hijos de buena estirpe, educados en universidades de prestigio, bilingües y de finos modales.
En la recta final de la gris administración del también heredero del Grupo Atlacomulco, ambos funcionarios intentan despegar y hay un vínculo que los une.
Rodrigo Jarque, Secretario de Finanzas, cojea de lo que más conoce. Con arte y tejido fino ha tenido que tapar los huecos que implica desviar recursos que se
antojan escandalosos por el despliegue de espectaculares y bardas, montado a lo largo y ancho del territorio mexiquense para promover la imagen de una precandidata.
La precandidata en cuestión es Alejandra del Moral, titular de la Secretaría de Desarrollo Social.
Es la «santaclós» del gobierno, la que reparte los apoyos sociales, la que entrega la Tarjeta Rosa, la que da despensas, la que ayuda a las clases más desprotegidas, la que abraza a la anciana indígena y a los niños pobres. Se siente la sucesora de Alfredo.
Rodrigo y Alejandra se saben cómplices de los gastos aprobados por el propio gobernador. Uno suelta el dinero y la otra lo ejerce a discreción.
Es el binomio perfecto para construir la precandidatura de una mujer joven, que sin ningún empacho utiliza el eslogan «Es tiempo de las mujeres».
Cuando se le cuestiona a Jarque por el origen, monto y destino de los recursos, aparenta indiferencia e ignora los cuestionamientos de la prensa sobre los 50 millones de pesos, presuntamente destinados a la promoción de la imagen de Del Moral.
Alejandra nada «de a muertito» y permanece alejada de los reflectores. No da entrevistas, ni contesta llamadas de la prensa.
Ante la presión de algunos medios, ya bajó muchos anuncios espectaculares. En descargo, Luis Felipe Puente, Secretario del Gobierno Mexiquense, responsabilizó a dos revistas (Expansión y Líderes) de la campaña visual.
Se siente la elegida por el «dedo» celestial de su Jefe máximo. En el camino han quedado varios heridos de la estirpe priísta que osaron levantar la mano y quedaron «fuera de la jugada» cómo Ernesto Némer, exsecretario de Gobierno y Carolina Monroy, expresidenta municipal de Metepec, entre otros.
La rebelde de la tropa tricolor ha sido la diputada federal, Ana Lilia Herrera, quién ya dijo: «Ni me rajo, ni me bajo».
Seguramente Alejandra y Rodrigo tendrán grandes planes, si acaso el voto popular los favorece en junio de 2023.
Son tiempos de disciplina, tal como lo exige el Manual del Buen Priísta.
Ya vendrá después la recompensa a la lealtad, con cargo al presupuesto estatal.
En este momento lo mejor es «oír, callar y obedecer».