- Por Jeannine Masson
- Head of Growth & Innovation Aspic Instituto Gastronómico
Clase Turista
En un entorno laboral donde la innovación y la cohesión de los equipos son esenciales, las empresas buscan experiencias que vayan más allá de las reuniones o los talleres tradicionales. Hoy, el fogón se ha convertido en un espacio de transformación. La cocina, antes vista solo como un arte o una pasión, es ahora una herramienta estratégica para fortalecer la comunicación, el liderazgo y la cooperación dentro de las organizaciones.
En México, ASPIC Instituto Gastronómico ha llevado esta tendencia al siguiente nivel con sus Team Buildings Gastronómicos, programas diseñados para que los equipos empresariales vivan en la cocina las mismas dinámicas que enfrentan en su día a día corporativo: presión por los resultados, necesidad de coordinación y trabajo en equipo.
Durante la actividad, los participantes se dividen en grupos pequeños que deben preparar un menú completo en un tiempo determinado. Cada integrante asume un rol dentro de la brigada: líder, coordinador, responsable de presentación o apoyo operativo. El reto culinario se convierte así en un espejo del entorno laboral, donde la planificación, la confianza y la comunicación son los ingredientes del éxito.
Muchos llegan sin experiencia en cocina y con miedo a equivocarse, igual que en su vida profesional, pero el entorno controlado les permite experimentar, fallar y aprender, reforzando la confianza en sí mismos y en su equipo.
Más allá del sabor o la presentación, un jurado de chefs evalúa cómo se organizan, cómo comunican y cómo lideran. Porque, al igual que en la empresa, el resultado final importa menos que el proceso: cómo se trabaja para llegar a él.
La experiencia culmina con una comida compartida, la entrega de un diploma oficial y, sobre todo, con un equipo más conectado. Las compañías que implementan este tipo de dinámicas observan mejoras tangibles en la comunicación interna, el compromiso y la productividad.
El team building gastronómico ha dejado de ser una simple actividad recreativa para convertirse en una inversión en cultura organizacional. Cocinar juntos une, enseña y transforma: cada platillo preparado refleja la importancia de la planeación, la creatividad, la confianza y la cooperación, los mismos valores que sostienen a las empresas más exitosas.
En un mundo empresarial que exige adaptabilidad y empatía, ponerse el mandil podría ser la mejor forma de fortalecer a los equipos y de descubrir que, al final del día, los grandes proyectos, como los grandes platillos— solo se logran cuando todos aportan su mejor ingrediente.

