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25 noviembre,2025

El sabor de Motul en cada bocado: huevos motuleños de Doña Evelia

  • La receta demuestra que la grandeza de un platillo no está en lo complejo, sino en el cuidado de cada ingrediente
  • Por Alejandra Pérez Bernal/Enviada

Clase Turista

MOTUL, Yucatán.- El aire del mercado se impregna de aromas irresistibles: el café recién colado, el pan dulce que aún guarda el calor del horno, las aguas frescas que chisporrotean con el hielo al caer en los vasos. Entre el bullicio de voces y el tintinear de cubiertos, aparece el platillo que roba todas las miradas: los huevos motuleños de Doña Evelia. Servidos humeantes, con la tortilla crujiente como base, frijoles refritos que perfuman, plátano frito que endulza y esa salsa de jitomate con habanero que despierta los sentidos, se pueden pedir con dos, tres o hasta cuatro huevos, tiernos, medios o bien cocidos. Aquí cada bocado es un viaje: el salado, el picante, lo dulce y lo crujiente en perfecta armonía.

Doña Evelia

Subir a la planta alta del Mercado 20 de Noviembre, frente al Parque Carrillo Puerto, es casi como entrar en un ritual matutino. Familias, turistas y motuleños llenan las mesas con la certeza de que la jornada comienza mejor con un plato de Doña Evelia Arce, la cocinera tradicional que convirtió su sazón en referente mundial de la gastronomía yucateca. Su secreto no está en lo complicado, sino en el cuidado: ingredientes frescos, combinados con paciencia y el toque justo de picante.

El plato llega sencillo, sin adornos, pero con un poder que atrapa. No hay queso rallado ni pretensiones de restaurante gourmet: aquí lo que manda es la esencia. El acompañamiento infaltable es la canasta de pan francés, perfecta para sopear la salsa de jitomate y la yema tibia, un gesto que termina por sellar la experiencia. A la mesa también llegan aguas frescas de sabores o un café negro bien cargado, que completa el ritual como se hace en Motul desde hace generaciones.

Visitar Yucatán sin probar este desayuno sería perderse un capítulo entero de su cultura. Los huevos motuleños de Doña Evelia no son solo comida: son un recuerdo que se come caliente, un relato servido en plato de peltre, una tradición que une a quien se sienta frente a ella. Porque en ese rincón del mercado, entre risas, olores y el calor de la cocina, se entiende por qué este platillo se volvió embajador de Motul y del sabor yucateco en el mundo.

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