- Sin embargo, el CEESP pide revertir las cifras de la informalidad
- Por Gerardo Flores Ledesma
Clase Turista
El sector empresarial del país subrayó que el ritmo de crecimiento de la economía nuevamente muestra tendencia a la baja y aunque parece alejarse la amenaza de una recesión, recomendó trabajar en temas como el consumo, la inversión y en una reducción de las cifras de la informalidad.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) indicó que entre 2018 y 2023 la cifra de empresas privadas y paraestatales aumentó en 668 mil 023 unidades, pero el 98.7% de esas nuevas unidades económicas fueron microempresas.
En su más reciente análisis, el organismo empresarial, señala que lo más preocupante es que 73.5% de las unidades económicas creadas entre 2018 y 2023 se concentró en la informalidad.
Detalla el CEES que “si bien es cierto que, de acuerdo con los datos más recientes del INEGI, la población en condiciones de pobreza disminuyó en buena medida por el efecto del aumento en las remuneraciones, en especial del salario mínimo y en segunda instancia por las transferencias por programas sociales, es evidente que se debe fomentar la creación y operación de empresas formales”.
El sector privado demandó incentivos claros para generar una mayor integración de empresas a la formalidad, para provocar que sus trabajadores vivan en condiciones más precarias por la falta de prestaciones sociales.
Recuerda que después de un débil inicio del sexenio pasado, que se reflejó en una caída del PIB en el primer año de gobierno (2019) y posteriormente el efecto de la pandemia, el ritmo de crecimiento de la economía, que había logrado recuperarse, vuelve a mostrar una tendencia a la baja, pero la amenaza de una recesión parece alejarse.
El organismo que depende del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) destacó que los pronósticos de crecimiento para 2025, pese a la modesta mejora en su última revisión, se mantienen por debajo del 1.0%.
Y aclara: “Para el próximo año se espera una modesta recuperación, pero la tasa de crecimiento esperada no supera el 2.0%. Incluso, la tasa promedio de crecimiento para los próximos diez años se mantiene en 1.9%”.
El CEESP puntualiza que el menor ritmo de avance de la economía refleja la debilidad de los principales motores del crecimiento: el consumo y la inversión.
Y subraya: “Buena parte de este entorno responde a la incertidumbre de los directivos empresariales originada por problemas de inseguridad pública, debilidad del mercado interno y factores coyunturales de política comercial, en especial por la política arancelaria de los EUA”.
Resalta que, con base en el Censo Económico 2024 publicado por el INEGI, el universo de unidades económicas en el sector privado y empresas paraestatales en 2023 sumó 5 millones 468 mil 180, lo que significó que se integraron 668 mil 023 nuevas unidades respecto a la cifra de 2018.
El CEESP apunta que el 98.7% (659 mil 234) de esas nuevas unidades económicas se concentró en el universo de microempresas, donde la plantilla laboral va de 1 a 10 personas.
Las pymes, que ocupan de 11 a 250 personas, aumentaron en 9,689 unidades, pero dentro de esta clasificación, las empresas que ocupan de 51 a 250 personas disminuyeron en 1,702 unidades.
El organismo empresarial asegura que el universo de empresas grandes se redujo en 900 unidades que, aunque en algunos casos será por razón de una adquisición o fusión, la situación puede ser preocupante, toda vez que son las unidades más productivas y generadoras de empleo.
Insiste en que la productividad de la economía mexicana podría seguir deteriorándose, de tal forma que la competitividad del país en su totalidad también podría verse mermada, restando atractivo para la inversión.
No hay duda de que las empresas formales son el principal motor del crecimiento y del empleo. Sin embargo, el ambiente de negocios necesario para crear nuevas empresas y fortalecer el funcionamiento de las existentes, parece no haberse logrado aún.
Finalmente, se aclara que la permanencia de un débil estado de derecho, elevados niveles de violencia e inseguridad, además de los elevados costos de contratación y de la carga fiscal existente que deben enfrentar las empresas, reduce el atractivo de operar en la formalidad.

