- Existen dos grandes razones: su nacimiento y su muerte
- Aquí algunas actividades para conmemorar y reconectar con la vida, el arte y la pasión de una de las pintoras más icónicas de México
Clase Turista
En julio nació y en julio partió. Magdalena Carmen Frida Kahlo llegó al mundo un 6 de julio de 1907 y se despidió del mismo el 13 de julio de 1954. Entre esas dos fechas, dejó un legado que trasciende el arte: una vida de pasión, rebeldía, identidad y color. Este mes, Civitatis invita a recorrer los lugares que marcaron su historia con experiencias que conectan al viajero con la esencia más íntima y vibrante de la artista.
La Casa Azul, un clásico de Coyoacán
Marcada con el número 247 de la calle Londres, en pleno corazón del barrio de Coyoacán, se encuentra la casa de Frida Kahlo, uno de esos sitios que jamás quedará fuera de un itinerario para seguir conectando con su arte y vida. Y la mejor manera de hacerlo es con una visita guiada en grupo reducido para admirar el comedor con los molcajetes donde hacía sus famosas salsas verdes; la cocina donde supervisar la sazón del guajolote en mole para sus invitados especiales, entre ellos Dolores del Río; su estudio donde está la silla de ruedas y el caballete que le obsequió Nelson Rockefeller; y hasta el tocador donde se encuentra la vasija de barro que contiene sus cenizas.

Museo Anahuacalli
Una de las grandes ventajas al adquirir las entradas a la Casa Azul en Civitatis es que incluye el acceso al Museo Anahuacalli, construcción que Diego Rivera diseñó para resguardar su colección de piezas prehispánicas, ubicado en San Pablo Tepetlapa, Coyoacán. Es un edificio de piedra volcánica en forma de pirámide que da cabida a una colección de 59 mil figurillas de arte prehispánico (se cree que es la más grande del mundo) que recaudó durante toda su vida. Muchas de las piezas fueron rescatadas por el muralista en el comercio negro.

Museo-Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo
Dos casas separadas, pero conectadas: esa es la metáfora arquitectónica que encierra la compleja historia de amor entre el muralista Diego Rivera y Frida Kahlo, y que cobra sentido al reservar en Civitatis y recorrer el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, ubicado en el barrio de San Ángel. La propiedad, diseñada por el propio Juan O’Gorman, permite al visitante atravesar el puente que une los estudios de ambos artistas, revelando la intimidad de su proceso creativo: caballetes originales, herramientas de trabajo, bocetos y objetos cotidianos conservados como si el tiempo se hubiera detenido. La luz natural, los contrastes del concreto y los jardines de cactus crean una atmósfera única, capaz de mostrar no solo su obra, sino también su forma de habitar el mundo.

Frida Kahlo, su biografía inmersiva
Adentrarte en Frida Kahlo: La vida de un icono con Civitatis es sumergirte de lleno en el universo emocional, artístico y profundamente humano de la pintora. Esta experiencia inmersiva, alojada en el Espacio ALTER de Ciudad de México, te lleva a recorrer pasajes clave de su vida —desde su niñez, el accidente que transformó su cuerpo y su arte, hasta su amor por Diego y su vínculo con la identidad mexicana— a través de salas multisensoriales que combinan tecnología de vanguardia, realidad virtual, animaciones, aromas y efectos envolventes. No es una exposición tradicional: es una travesía que estimula los sentidos y conmueve el alma, donde los diarios de Frida, sus pensamientos y sus colores cobran vida para revelar, capa por capa, a la mujer que convirtió el sufrimiento en fuerza creativa.

Museo-Casa de León Trotsky
Otro rincón de Coyoacán donde la política, el exilio y el arte se cruzan de forma inesperada. Más allá de ser el refugio del revolucionario ruso tras su expulsión de la URSS, esta casa fue escenario de intensas relaciones personales e ideológicas, incluida su cercanía con Frida Kahlo y Diego Rivera. Aquí, Frida vivió un breve pero apasionado romance con Trotsky, mientras compartían ideas sobre justicia social, arte y revolución. La visita al Museo-Casa León Trotsky, con su mobiliario original, su jardín fortificado y su escritorio intacto, permite asomarse a un capítulo poco conocido del universo de Frida: el de la mujer profundamente política, rebelde y fascinada por los personajes que marcaron su época.


