- JULIO CESAR
- CARLOS RAMOS PADILLA
Clase Turista
No alcanzo a comprender de qué se trató la invitación al ex boxeador Julio César Chávez a la mañanera, un atleta que compitió profesionalmente entre 1980 y 2005, obteniendo títulos mundiales en 3 diferentes divisiones de peso.
Ha reconocido públicamente su adicciòn a las drogas y en diferentes entrevistas ha comentado cómo los grandes capos lo visitaron en los vestidores antes de salir al “ring” y de qué manera fluían las enormes apuestas.
Un exdeportista que tendría la obligación de denunciar a sus “dealers” y en su tiempo a los narcotraficantes con los que compartía espacios. No lo hizo, lo convirtió, sin investigaciones, en encubridor.
El caso es que se presentó en Palacio para expresar que México atraviesa por “momentos muy difíciles” debido al consumo de drogas y se refirió particularmente al fentanilo.
En el aun corto sexenio que encabeza Claudia Sheinbaum ha demostrado claramente dos cosas: lo burdamente mentiroso que fue amlo durante su gestión en materia de salud y seguridad pública y que por lo pronto ha concluido aquello de “abrazos no balazos”.
Daré un sólo ejemplo: se han incautado 125.7 toneladas de drogas, de las cuales el 73% son sintéticas, como es el caso del fentanilo, cocaina y metanfetaminas desde el 1 de octubre del 2024.
Además se han capturado a cerca de 7 mil criminales, enviados a Estados Unidos a 29 narcotraficantes y destruido más de 69 narcolaboratorios que equivales a 26 mil millones de pesos.
Esto no es un logro ni un triunfo sino la demostración evidente de la serie de delitos tolerados, auspiciados, sostenidos y promovidos por el gobierno de López Obrador confirmando lo que citan varias indagatorias, incluso extranjerías: era un gobierno cómplice y financiado por el crimen organizado (#narcogobierno #narcopresidente #reydelfentanilo).
Así, el gobierno de la República, en voz de la presidenta (con a) tiene la obligación no únicamente de abrir líneas de investigación sino solicitar la aprehensión de quienes aparecen como involucrados para iniciar los procesos correspondientes y determinar, entre otras cosas importantes, quién les suministraban armas y a dónde fue ese monumental registro de dinero sucio.
Igualmente se tendría que informar quién y por qué se autorizaron tantas obras en Baridaguato que pagó el pueblo bueno y sabio.
Mientras más transcurre el tiempo y las presiones internacionales, el gobierno federal tendrá que dar la cara a la nación y no presumir acciones que por un sexenio permitieron la muerte de miles de personas.