- MADRES RASTREADORAS
- CARLOS RAMOS PADILLA
Clase Turista
Lejos de cualquier discurso desde la plataforma del gobierno, porque es su responsabilidad, resulta inaceptable que hoy nuestro país sea noticia por el cobijo e impunidad a un acusado de abuso sexual habiendo sido gobernador, por la existencia de un campo de exterminio, por un macro laboratorio para producción de droga que por seis años se negó la existencia de estos, la creciente corrupción que envuelve a altos funcionarios federales e incluso a familiares de los burócratas del primer círculo en el poder, desabasto de medicamentos, homicidios dolosos y feminicidios.
Ante este aterrador espectáculo la atención de debía a encuestas que formulan una amplia popularidad de la presidenta (con a). Lo que se manejó como un triunfo por parte de Palacio (no por las negociaciones mexicanas sino por las presiones de empresarios y congreso estadounidense) que fue el aplazamiento por un mes de la imposición de aranceles, ahora ya hay castigos fiscales al aluminio, al acero y a la industria automotriz por parte del gobierno de Trump.
Pero sobre todo esto destaca el trabajo de años de un grupo de mujeres, la mayoría madres de familia, que su función diaria es arañar las entrañas del país para encontrar, en comentarios clandestinos, a sus hijos y familiares que simplemente aparecen en una lista de desaparecidos irónicamente cada día más reducida según “los datos” oficiales.
México observa avergonzado que esas víctimas, muchas, muchísimas, fueron desaparecidas en campos de exterminio ante la supuesta ceguera del gobierno que por este simple hecho lo determina como incapacitado para gobernar y cumplir con los dictados de la ley que garantizan seguridad pública. E
stas mujeres han hecho más y mejor el trabajo de los burócratas de alcurnia que se presentan en la mañanera a tratar estos espinosos casos en menos de cinco minutos. Estas mujeres que han sido bloqueadas desde la administración de amlo para presentar pruebas de la complicidad de las autoridades con los crímenes.
Estas mujeres que mejor han sido respetadas y reconocidas por el rey de España que por la gente dentro de Palacio Nacional. Estas mujeres que ahora pretenden a acudir a organismos internacionales como la corte de la Haya o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para hablar de crímenes de lesa humanidad, mientras la CNDH se comporta como remota incondicional del gobierno federal. Mujeres que encuentran un pedazo de cráneo o fémur esperando que sean los retos de sus hijos pero en el fondo negando esa realidad.
Madres de familia que se acuestan con angustia, abandonado y el terrible olor de la putrefacción de los restos hallados. Y ese es México digan lo que digan. Queda la estampa de amlo riéndose a carcajadas diciendo “ahí tienen sus masacres”. Quedan los tiroteos en la vía pública, las detonaciones de coches bomba, la producción de fentanilo y su cruce, desde el ingreso de precursores hasta el trasiego a Estados Unidos, sin un funcionario detenido, ni uno solo.
Ahi está ya la advertencia de la ONU de que nuestro país ya es consumidor de fentanilo. Y la respuesta es “dejen ya en paz” al expresidente amlo.
Nuestro país, ante la negligencia gubernamental, no podrá ser el mismo mientras en la uña de nuestra mujeres se acumule tierra y sangre de las fosas que las fiscalías presumen no existen. No seremos ejemplo en tanto los sicarios acudan a las funerarias a “robarse” lo cuerpos de los suyos amenazando con armas de fuego a los deudos que lloran a sus muertos.
Somos una vergüenza por sostener a políticos ruines como Fernández Noroña que sarcásticamente afirma que su duda que los zapatos hallados en el campo de exterminio sean de las víctimas.
Ahí tenemos a la misma presidenta (con a) pidiendo no llamar campo de exterminio a eso, un campo de exterminio como si jugando con las letras se concluyera con la injusticia y el horror que ahí se ha vivido.
Pero más avergüenza nuestra conducta como sociedad porque toleramos y callamos, preferimos subir a redes el acudir al concierto de Shakira que exponer el salvajismo de los criminales.
Estamos cayendo en una complicidad muy peligrosa con las autoridades, ni ellos cumplen ni nosotros pero a final de cuentas a los que asesinan son a los integrantes del “pueblo bueno y sabia” ese mismo que sabe poner pero ignora como quitar.
