- Conoce la historia de Enrique, en el municipio de Izcalli
- Por Esteban Durán
Clase Turista
“La primera vez que probé el alcohol fue a los 14 años, me gustó mucho, sentí alegría, tranquilidad; recuerdo que estaba con un amigo en un parque, bebimos más que nada como una travesura, para ver que se sentía y me gustó el sabor y el efecto, comenzamos con una sola copa”.
Así iniciamos la entrevista con Enrique, del municipio de Izcalli, quien sin tapujos da detalles de cómo fue su paso por el alcoholismo.
En estos casos, siempre hay una particularidad: la ausencia de la figura paterna y Enrique no fue la excepción, pues creció sin un padre; reconoce que vivió en una familia disfuncional: “mi mamá se iba a trabajar todo el día, me pasaba a dejar en las mañanas con mis abuelos, fue así que me juntaba con los chavos del rumbo, obviamente no se daban cuenta. La primera vez no me emborraché tanto, pero sí sentí los efectos; fue con una bebida tipo rompope de esos sabores de piñón, me gustó el sabor”.
Enrique nos relata sobre las consecuencias que tuvo por su forma de beber: “Ya de más grande empecé a andar con los amigos en las fiestas; debido a mi comportamiento me dieron de baja en la secundaria, pues me juntaba con gente más grandes que yo.
Como ya no me aceptaban en las escuelas de gobierno, me inscribieron a un colegio privado, era secundaria y preparatoria; en una ocasión llegué tarde a clase, por lo que ya no me dejaron entrar.
Tenía que esperar a la siguiente clase, era laboratorio, iba a durar como tres horas y afuera estaban los compañeros más grandes, que iban a salir de la preparatoria; ya habían organizado su fiestecita y me invitaron, esa fue la primera vez que me emborraché así completamente.
Eso fue como a los 15 años, esa noche cuando regresó mi mamá de trabajar, mis abuelos le dieron la queja, pero yo le dije que había sido por los chavos que me habían llevado y no me había dado cuenta de lo que me habían servido.
Me gustaba ir a tardeadas, bailar, conocer a chavas, fue donde empecé a emborracharme, a beber; sin embargo, poco después empezaron las lagunas mentales y no sabía ya ni como llegaba a mi casa.
Al día siguiente despertaba y no sabía ni qué había hecho, pero yo no hice caso porque como mis amigos me decían que les pasaba lo mismo, nunca pensé que el alcohol me iba a hacer más daño, siempre pensé que iba a ser parte de una etapa de mi vida que tenía que vivir, porque chavas y chavos salían tomados, salían borrachos y pensé que era algo normal.
Así empecé a beber más seguido y ya no era nada más en las fiestas o los fines de semana sino también entre semana”.
Fue el relato de Enrique durante esta etapa de su vida y de su alcoholismo
Nos comenta que fue una vecina, que pasaba siempre por su casa y se acercaba con él, agrega que lo veía mal y le decía que ya dejara de tomar; poco tiempo después un señor de edad se le acercó y le entregó un mensaje: “Me llamó por mi nombre, pensé que me conocía, me preguntó si tenía hora y media que le regalará de mi tiempo, le respondí que sí.
Ese día me llevó en su carro, a una junta de información en donde me pasaron el mensaje, cuando ya vivía un alcoholismo crónico, había intentado muchas veces dejar de tomar, pero no había podido, me puse a llorar pidiéndole a Dios me ayudara de alguna forma y que me diera las fuerzas para ya no beber, desde ahí comencé a ir diario al Grupo AA”
De manera nostálgica, Enrique confiesa que cuando entró al Grupo AA, comenzó a trabajar lo que vivió desde su niñez, fue muy triste, entonces todos esos problemas se le fueron acumulando. Ahí es en donde en realidad se dio cuenta que fue como un reclamo a lo que vivió cuando era niño.
Cómo le cambió la vida AA
Finalmente comenta: “Mi vida dio una vuelta de 180°, perder el miedo a la vida, a la responsabilidad, a tener una familia, recuperé mi salud y sobre todo le agarré un amor a la vida muy fuerte, muy grande.
A mí me encanta vivir, todos los días le doy gracias a Dios, la oración realmente cambió completamente mi vida, porque también era una de las partes que también yo le tenía miedo a la responsabilidad, a la vida”
Alcohólicos Anónimos, Sección México, ofrece una Alternativa de Solución para quien sufre la enfermedad del alcoholismo.
Servicios totalmente gratuitos
Teléfonos: 55 5705 5802 / 800 561 3368