- Por María Manuela de la Rosa Aguilar
Clase Turista
El año casi termina y el régimen dictarorial de la familia al Ásad en Siria llegó a su fin, después de que el presidente Bashar al Ásad fuera depuesto por la oposición, después de 24 años en el poder, desde que sucedió a su padre Háfez al Ásad, quien murió en el 2000, luego de haber gobernando por 30 años, desde que llegó al poder tras un golpe de Estado en 1970, imponiendo un régimen de terror. 55 años de sufrimiento para un país sumido en la guerra, el hambre y la opresión.
Se cumple ya una semana del derrocamiento del presidente Bachar al Ásad, después de una ofensiva de grupos opositores islamistas. El pasado 29 de noviembre la organización yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y sus aliados pro-turcos del Ejército Nacional Sirio entraron en la ciudad de Alepo, controlada por el Ejército Árabe Sirio. El 30 de noviembre, el gobierno sirio anunció una retirada temporal de tropas de Alepo, en tanto que grupos opositores tomaron la mayor parte de la ciudad, aprovechado la situación de desorden para avanzar hacia el sur y tomar varias otras ciudades sirias. el Ejército reconoció los avances rebeldes e informó de que decenas de sus soldados habían muerto, lo que le obligó a desplegarse para reforzar las líneas de defensa para absorber el ataque y también se estaba preparando para contraatacar, mientras que las concentraciones rebeldes dentro de la ciudad fueron obstaculizadas por ataques aéreos.
Al mismo tiempo, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos, ocuparon el aeropuerto internacional de Alepo y el distrito de Shaykh Najjar, tras la retirada de las fuerzas armadas. Por la noche, los rebeldes tomaron el control del aeropuerto de Alepo de manos de las FDS sin enfrentamientos. El 1 de diciembre el HTS capturó la central térmica, la escuela de artillería de campaña y la academia militar en las afueras de la ciudad. Mientras tanto, se produjeron enfrentamientos entre el Ejército Nacional Sirio y las FDS en la zona industrial de Sheikh Najjar.
El 7 de diciembre los grupos opositores al régimen de al-Ásad tomaron el control de Homs, la tercera ciudad más grande del país de Medio Oriente y anunciaron el avance hasta ingresar a territorio de la Gobernación Rural de Damasco, dando inicio a la batalla por la capital. En la madrugada del día siguiente, oficiales militares opositores anunciaron que al-Ásad abandonó la ciudad en un avión privado, información que fue confirmada primero por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó que las fuerzas opositoras sirias habían tomado el control de varios edificios gubernamentales, las cárceles de la ciudad, algunos medios de comunicación y el Aeropuerto Internacional de Damasco; la agencia de noticias Interfax, basado en un informe no oficial del Kremlin, refirió que Assad y su familia habían llegado a Moscú y que el gobierno ruso les había concedido asilo «por razones humanitarias», aunque hasta hora el gobierno ruso ha evadido hablar sobre el tema.
A una semana del derrocamiento de Bachar al Ásad llegó el enviado especial de la ONU, Geir Pedersen, diplomático noruego, quien fue miembro del equipo noruego en las negociaciones de Oslo, que condujeron a la firma de la Declaración de Principios y el reconocimiento mutuo entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel y representante Personal del Secretario General de las NU para el sur del Líbano de 2005 a 2007, y coordinador Especial para el Líbano de 2007 a 2008. Pedersen ha señalado que el cambio provocado por la caída de al Ásad ha sido un acontecimiento de gran relevancia y ha creado grandes expectativas, aunque sabemos que el futuro de Siria es muy incierto aún.
A partir del derrocamiento ha entrado un grupo de transición a la cabeza de Mohamed al Bashir, primer ministro hasta marzo del 2025, que ocupara ese cargo en el llamado Gobierno de Salvación Nacional, del autoproclamado Estado dentro de la zona desmilitarizada de Idlib durante la guerra civil. Asimismo está el líder insurgente Ahmed al Charaa, cuyo nombre de guerra es el de Abu Mohamed al Jolani, quien ahora es el hombre más poderoso.
Geir Pedersen llegó a Damasco procedente de Jordania, donde tuvo un encuentro con los titulares de relaciones exteriores de Estados Unidos, Francia, Turquía y de la Unión Europea, así como de ocho países árabes.
Petersen debe enfrentar varios retos, el primero llegar a un acuerdo sobre el restablecimiento de la paz en ese país, así como lograr la integración del pueblo sirio en donde ciudadanos de todos los sectores tengan una participación efectiva que establezca una nueva Constitución Política; seguido de lo cual es necesario poner en marcha a las instituciones estatales para que el país funcione a través de un gobierno provisional, que se encargue de manera prioritaria en resolver la crisis humanitaria y canalice de manera inmediata la ayuda del exterior a favor de la población y los refugiados que desean regresar a sus hogares, una situación que por el momento es crítica y debe dársele una solución inmediata.
Posteriormente a dichas prioridades, la recuperación de la economía es una tarea que debe realizarse, poniendo fin a las sanciones de los países occidentales, que lleve a la reconstrucción de Siria.
Geir Pedersen ha establecido como último reto crucial el estado de derecho para que la justicia permita la rendición de cuentas por los crímenes cometidos. Al respecto, cabe mencionar que la corrupción en Siria ha sido señalada como un problema endémico, el país ocupaba el puesto 129 en el Índice de Percepción de la Corrupción desde el 2011. A partir de los años de 1970, la economía de Siria ha estado dominada por la familia Ásad, que controló los sectores públicos del país a través del nepotismo. El programa de liberalización económica de Bashar al-Ásad durante la década del 2000, lejos de corregir el rumbo, se transformó en un símbolo de corrupción y nepotismo, apoderándose de una porción significativa de los sectores privatizados y de los activos empresariales, obstaculizando a las pequeñas empresas y ahogando el espíritu emprendedor. La corrupción, el nepotismo, el soborno generalizado, la burocracia y el ejército llevaron a la ira popular que resultó en el estallido de la Revolución Siria en 2011, aunque no lograron derrocar al régimen.
Las sanciones económicas fueron aplicadas mucho antes de la guerra civil siria por los Estados Unidos y a ellas se unió la UE, lo que provocó la desintegración de la economía siria. Un informe encargado por las Naciones Unidas al Centro Sirio de Investigación Política reportó que dos tercios de la población siria se encontraba ya en la “extrema pobreza”. En diciembre de 2014, la UE prohibió las ventas de combustible para aviones al gobierno de Ásad, lo que obligó al gobierno a comprar en el futuro envíos de combustible para aviones más caros y sin seguro. Aprovechando el mayor papel del Estado como resultado de la guerra civil, Bashar y su esposa Asma se anexaron los activos económicos de Siria, buscando desplazar a las antiguas élites empresariales y monopolizar su control directo de la economía. Maher al-Assad, el hermano de Bashar, también se enriquecó supervisando las operaciones de la industria de drogas captagon, patrocinada por el Estado sirio, y apoderándose de gran parte del botín de guerra. La pareja gobernante posee actualmente vastas porciones de los sectores naviero, inmobiliario, de telecomunicaciones y bancario de Siria. Se han producido cambios significativos en la economía siria desde que el gobierno lanzó sus campañas de confiscación en 2019, que implicaron la transferencia de importantes activos económicos a la pareja presidencial para proyectar su poder e influencia.
Es de notar el ascenso de Asma al-Ásad, esposa de Bashar, que dirigía el consejo económico clandestino de Siria y se cree que fungió como «un embudo central del poder económico en Siria». A través de su ONG Syria Trust, columna vertebral de su red financiera, Asma era la encargada de supervisar la ayuda extranjera que llega a Siria, ya que el gobierno autorizaba a las organizaciones de la ONU sólo si trabajan bajo agencias estatales.
El presidente depuesto ha sido apodado por muchos políticos, disidentes, autores y periodistas como el «carnicero» de Siria por sus numerosos crímenes de guerra, sus asesinatos masivos contra los sunitas, sus ataques con armas químicas y sus campañas de limpieza étnica. La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ha declarado que al menos 10 ciudadanos europeos fueron torturados por el gobierno de Ásad, por lo que podría ser procesado por países europeos individuales por crímenes de guerra. En diciembre de 2013, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, declaró que las investigaciones de la ONU implicaban directamente a Bashar al-Ásad, culpable de crímenes contra la humanidad y de seguir una estrategia de exterminio desarrollada «al más alto nivel del gobierno, incluido el jefe de Estado «.
Stephen Rapp, embajador especial de Estados Unidos para cuestiones de crímenes de guerra, declaró en 2014 que los crímenes cometidos por Ásad son los peores desde los de la Alemania nazi, además que este caso es mucho más grave que los presentados contra Slobodan Milošević de Serbia o Charles Taylor de Liberia, ambos acusados por tribunales internacionales.Charles Lister, director del Programa de Lucha contra el Terrorismo y el Extremismo del Middle East Institute, describe a Bashar al-Ásad como «el mayor criminal de guerra del siglo XXI».
Varias organizaciones de derechos humanos e investigadores de criminales han documentado los crímenes de guerra de Ásad y los han enviado a la Corte Penal Internacional para su acusación. Pero, ya que Siria no es parte del Estatuto de Roma, la Corte Penal Internacional necesita la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para enviar a Bashar al-Ásad ante el tribunal. Sin embargo, esto ha sido vetado sistemáticamente por Rusia, el principal aliado de Ásad, los procesamientos de la CPI no se han llevado a cabo. La ONU informó haber encontrado «abusos inimaginables», incluyendo mujeres y niños de hasta siete años que murieron mientras estaban detenidos por las autoridades sirias. El informe señala que oficiales de alto rango, responsables de centros de detención, integrantes de la policía militar, así como sus superiores civiles, conocían sobre el gran número de muertes que se producían en los centros de detención y no tomaron medidas para evitarlo.
El fiscal general de Alemania emitió una orden de arresto internacional contra uno de los oficiales militares de mayor rango de Assad, Jamil Hassan en junio de 2018, y se cree que miles de personas han muerto a causa de la tortura o la negligencia.
El 15 de noviembre del año pasado Francia emitió una orden de arresto contra el presidente sirio Bashar al-Ásad por el uso de armas químicas prohibidas contra civiles en Siria. En mayo de 2024, los fiscales antiterroristas franceses solicitaron al tribunal de apelaciones de París que considerara la revocación de la orden de arresto de Asad, afirmando su inmunidad absoluta como jefe de Estado en funciones. En junio de este año el tribunal de apelaciones de París determinó que la orden de arresto internacional emitida por Francia contra Asad por presunta complicidad en crímenes de guerra durante la guerra civil siria sigue siendo válida. Esta decisión fue confirmada por los abogados involucrados en el caso. Pero ahora, él y su familia se encuentran bajo el amparo de Rusia.
Pero hay más sobre esto, de lo cual trataremos en nuestra próxima entrega.