- Requiere educación y seguridad para un uso eficiente, bajo supervisión y colaboración entre sectores
Clase Turista
En el contexto actual, la inclusión financiera en México enfrenta desafíos significativos, pero también se vislumbran oportunidades emocionantes. La pandemia aceleró la adopción de la banca digital, revelando la necesidad de soluciones innovadoras que se adapten a la diversidad de nuestra población. Actualmente, hablar de inclusión financiera ya no se trata de digitalizar servicios, sino de incentivar su uso de manera eficiente, informada y educada.
La digitalización de la economía ha avanzado a pasos acelerados y creemos que este proceso no se detendrá en 2024. Nuevos jugadores están surgiendo, abordando la «deuda técnica» de la inclusión financiera. Algunos nacen con el reto de utilizar la tecnología para digitalizar y financiar al país, mientras que otros, como los del sector retail, ven la oportunidad de ofrecer servicios financieros que complementen sus negocios.
Sin embargo, esta transformación conlleva una responsabilidad compartida. Es crucial que quienes ofrecemos servicios para la digitalización de los servicios financieros, no sólo se enfoquen en atraer más usuarios, sino también en garantizar su seguridad y el uso informado y eficiente de la diversidad de productos a su disposición. La clave para una inclusión financiera efectiva está en desarrollar productos adaptados a las necesidades reales de la población no bancarizada, facilitando el acceso a crédito, ahorro y seguros a través de plataformas accesibles y seguras. Esto también implica la capacitación adecuada de los usuarios, la creación de soluciones para comunidades vulnerables, permitiendo que personas sin historial crediticio puedan acceder a servicios financieros por primera vez sin sentirse abrumados. La alfabetización financiera se convierte en un pilar fundamental para que los usuarios puedan tomar decisiones informadas y seguras.
Mientras la banca tradicional se moderniza, los nuevos jugadores entran al mercado con propuestas frescas y especializadas. El reto hacia 2025 incluye la cercanía con los usuarios y trabajar hacia consolidar la educación financiera para fomentar un uso eficiente de la diversidad de servicios.
La competencia entre todos los jugadores en el campo de los servicios financieros digitales está generando una «guerra de tasas» que será insostenible hacia 2025 para mantener la preferencia y confianza de los usuarios. Igual de relevante es que con el cambio de gobierno, los reguladores sean responsables y proactivos en la supervisión de estos nuevos modelos de negocio, asegurando que la inclusión financiera no se convierta en un riesgo para los usuarios, quienes a menudo depositan su escaso capital en estas nuevas plataformas.
A pesar de los retos, el panorama es alentador. Un país con una mayor inclusión financiera es un país que progresa. Cuanto más acceso tienen las personas a servicios financieros, mejores condiciones económicas habrá en el país. La transformación digital está creando un ambiente propicio para que todos los actores del ecosistema financiero —la banca tradicional, los nuevos jugadores y las empresas con infraestructura existente— colaboren y se enfoquen en soluciones que generen un impacto positivo.
Si te interesa profundizar en el tema, te invitamos a leer nuestro análisis “Transformando la inclusión financiera en México: Desafíos y oportunidades”. En él abordamos los principales retos que enfrenta la banca en México, como la diversidad entre la población bancarizada y no bancarizada, la alfabetización financiera, la infraestructura tecnológica y la seguridad de la información.