- Acapulco trabaja intensamente y recibe a los viajeros en estas vacaciones
- La IATA expresa su desacuerdo por el incremento de costo de servicios aeroportuarios
- Por Victoria González Prado
Clase Turista
Acapulco, Guerrero.- Cuando me propusieron visitar, hace unos días, la bahía de Santa Lucía, la verdad, lo pensé. Después de haber visto lo que Otis dejó a su paso tenía temor, pero también “curiosidad” y eso me llevó a decidir que quería visitar el puerto.
Joel Ríos, director general de All Mexico Destinations Grand Tour Operator & DMC, nos invitó –con el apoyo de algunos hoteles como Brisas, Emporio, los restaurantes Santorini (en Playa Azul) y La Rivaicita (Diana), Costa Line y ETC (Excelencia en Turismo y Convenciones–, para constatar cómo está el puerto.
Sorpresa tras sorpresa y lo tengo que decir, contrario a lo que imaginaba encontré a la gente activa, sonriente, con esperanza y muchas ganas de salir adelante.
Hoy la costera está limpia. La gente trabaja con gran sonrisa y da la bienvenida a los viajeros. Algunos hoteles ya abrieron y anuncian cenas para Navidad y Año Nuevo, con emoción nos hablan de que habrá los famosos fuegos artificiales para recibir el año 2024.
A los huéspedes que empiezan a llegar se les recibe con música y refrescantes bebidas y aunque, en especial, los hoteles no están al 100 por ciento pueden recibir a los viajeros en habitaciones confortables, con todos los servicios funcionando.
Es imposible ocultar los edificios que quedaron mostrando el esqueleto, las orgullosas palmeras se ven despeinadas, inclinadas pero muy pocas caídas o “pelonas”, la vegetación recuperó su intenso color verde tras las ligeras lluvias que regaron el puerto días después de Otis.
Algunas láminas aún están colgadas y es que la fuerza de la naturaleza no se compara con nada y es difícil moverlas se necesita maquinaria, pero seguramente en los próximos días desaparecerán.
Las playas están limpias, tuvieron que cernir la dorada arena, como si fuera harina, para quitar basura y sobre todo cristales, sin duda, operación muy detallada para asegurar que quienes caminen por la arena lo hagan con seguridad.
Ya no se ven tantos árboles caídos y vegetación dañada. Han desaparecido del paisaje toneladas y toneladas de escombro. Y, lo poco que se ve entre algunas calles está a la espera de ser recogido.
Los acapulqueños junto con los directivos de los hoteles y restaurantes siguen adelante, hay muchos comercios pequeños que abrieron sus puertas y ninguno oculta la alegría que les da recibir a los viajeros que desean disfrutar del sol, la playa y el mar. Todos están trabajando arduamente para estar listos, para que Acapulco cada vez tenga más lugares abiertos. La gente se ha adaptado a la adversidad, tienen iniciativa, creatividad e incluso mucho sentido del humor.
En el acantilado de La Quebrada con sus 45 metros de altura, los clavadistas después de Otis se presentan dos veces al día (13:00 y 18:00 horas) y, como lo hacían antes, se lanzan al océano Pacífico calculando el momento exacto entre el oleaje y la altura desde la que saltan, 35 metros.
En esta bahía de Santa Lucía, quizá la más bella o tal vez la más famosa del mundo, el puerto donde nació el turismo en nuestro país, el lugar que ha recibido artistas, presidentes, políticos, reyes está ansioso por recibir a los viajeros, darles la bienvenida y mostrar que Acapulco sigue y seguirá siendo el lugar preferido de muchos.
Coyuca de Benítez está muy cerca del puerto se ubica entre el mar, la laguna y el río, es oasis de calma y tranquilidad que hace aflorar la pasión. Cuenta con pequeños hoteles boutique, algunos ya están trabajando.
Los diferentes manglares que se encuentran en la laguna son escenario perfecto para recibir el amanecer. Aquí son populares las mascarillas de barro que hizo populares doña Polita y hoy siguen aplicando sus familiares y otros residentes.
El romanticismo impregna incluso la gastronomía. En el restaurante Santorini, en Playa Azul puedes disfrutar platillos tradicionales como camarones al ajillo o a la diabla, deliciosas y calientitas pescadillas, pescado a las brasas y muchos otros.
Después de comer a las hamacas –que por cierto se elaboran en Pénjamo, pequeño pueblo cercano—esperan a los viajeros para que desde ahí disfrutes la brisa del mar abierto y el atardecer con maravillosas tonalidades.
Y no te puedes perder la visita con don Manuel quien elabora cocadas con menos azúcar y algunos ingredientes secretos. Él elabora de forma artesanal cocadas naturales o con tamarindo.
El proceso no es sencillo primer se jima el coco, se deshuesa, desarticula y se ralla y se pesa, antes de ponerse en el bombo (recipiente de cobre) donde se preparan las diferentes cocadas.
Pero también elabora, de forma natural y artesanal, aceite de coco orgánico con infinidad de propiedades para la salud por no ser aceite saturado que puede utilizarse para cocinar, para la hidratar la piel, para comer a cucharaditas y muchos usos más. recipiente de cobre especial para la elaboración del dulce.
Y, ¿qué decir del temazcal? Si vas a Coyuca no te lo pierdas. De él y la chamana Beny Díaz les hablaré después.
Esta es la primera visión del puerto de Acapulco y Coyuca de Benítez. Visita estos destinos que han empezado a reactivarse para recibir a los viajeros.
***** La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA por sus siglas en inglés), en comunicado expresa su desacuerdo con el anuncio del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) de incrementar 77 por ciento las tarifas de los servicios aeroportuarios* a partir del próximo año. Esta decisión causará incremento en las tarifas aéreas para los pasajeros, afectará negativamente a las aerolíneas y pondrá en riesgo la competitividad del país.
Seguir encareciendo el principal hub aéreo de México es contrario a las acciones que las autoridades federales han tomado para que otros aeropuertos del país reduzcan sus tarifas y hagan más eficientes sus costos. La Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) en AICM es una de las más caras del mundo (nacional 503.22 pesos e internacional 955.49 pesos, promedio en 2023).
Debido a esto, IATA pide que se reconsidere el aumento anunciado y manifiesta su preocupación por el deterioro de sus instalaciones y su nivel de servicio, que no refleja el alto costo pagado por las líneas aéreas y los pasajeros. La capacidad del aeropuerto se redujo recientemente a 43 vuelos por hora para facilitar las obras de mejora que se llevarían a cabo por las autoridades, pero desafortunadamente, los trabajos no han sido realizados hasta ahora.”
La rentabilidad del AICM se garantizaría si sus ingresos se destinaran para el mantenimiento, mejora e incremento de su infraestructura y no para otras cuestiones como el pago de bonos. Por eso “hacemos un llamado a la autoridad hacendaria para que revise de manera urgente el destino de los ingresos y se asegure su asignación en mejoras que permitan hacer frente a la demanda actual y futura de pasajeros, evitando, además, el incremento de otras tarifas a las aerolíneas y a los usuarios”.
*Servicios aeroportuarios incluyen: aterrizaje, plataforma, pernocta de aeronaves y salas de abordaje.
