- Canijos chamacos… Y la vieja política
- Y ahí viene la sucesión en la presidencia del INAI
- Por Moisés Sánchez Limón
Clase Turista
Dejad que los niños se acerquen a mi…
¡Caray! Dicen que son diferentes y sí, bien diferentes porque a los de endenantes los han superado, aunque son de la generación baby bommer y los millennial irrumpieron en la política con la idea de que ésta es un juego. Y punto.
El sábado 2 de diciembre, el gobernador baby bommer de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, dijo que, por fortuna, en su estado tienen controlado el tema de las adicciones porque, “eso está más feo, mucho más, que tener a un hijo con discapacidad o tener a un hijo homosexual”.
Luego quiso corregir:
“No soy homofóbico, les pido que no lo sean, no aborrezcan a las personas homosexuales, la diversidad es parte de nuestra humanidad, les pido que haya la comprensión debida”.
¡Já!
¡Qué bueno que el poeta Rocha Moya no es homofóbico!
Y sí, entre las jóvenes promesas y los viejos políticos como el baby bommer que calza tenis fosfo fosfo y el dueño del poder que tiene callos en los talones, los mexicanos presenciamos más de lo mismo, un circo, la mascarada que ofende al sentido común. O peor.
Y no lo digo yo. Lea usted y, porfis, no se ría. Seamos serios.
–¿Con quién hablaría usted? —preguntaron ayer lunes al licenciado baby blommer presidente respecto de los dos, tres gobernadores de Nuevo León que, el viernes por la noche del pasado 1 de diciembre se disputaban el poder en aquella entidad.
— No, con nadie, yo estoy de observador, así como ustedes, porque es como una fiesta de disfraces; entonces, vamos a esperar a que empiecen a quitarse las máscaras todos y ya nos vamos a enterar más. Pero es interesante también lo que está sucediendo.
Pero…
Sin querer queriendo, porque ya sabe usted que el Duce, así como dice una cosa dice la otra, durante una hora defendió al millennial Samuel García.
–Y tengo que decirlo: he trabajado muy bien con Samuel García, en esta y en otras acciones no hemos tenido ninguna diferencia –declaró.
–Para la designación del interino en Nuevo León—le planteó la colega Dalila Escobar, reportera de Proceso.
–Sí, del congreso de Nuevo León, o sea, inmediatamente la resolución. Y esto pues yo creo que fue lo que llevó a Samuel a decir: ‘No, pues nos regresamos’, y pues ya está de gobernador. Pero ahora…– respondió Su Alteza Serenísima
–Pero no le permiten que retome las funciones, porque aseguran que todavía está vigente la licencia –insistió Escobar.
Y lea usted lo que declaró el licenciado López Obrador:
–Sí, todavía, todavía, sí. Y son capaces hasta del dar un golpe de estado, porque eso sería una destitución a alguien que fue electo democráticamente. O sea, está interesante, ¿no?, o sea, hasta dónde quieren llegar.
¿Un golpe de estado? ¿En dónde anda tu pensamiento, primo hermano? O sea…
¿Dolió al licenciado Andrés Manuel I la caída de esa mascarada nuevoleonesa en la que el senador baby bommer Dante Delgado, dueño de Movimiento Ciudadano tenía cifrada esperanza de mantener a su partido como la bisagra sustancial para desviar los votos dirigidos hacia Xóchitl Gálvez?
Pareciera un galimatías político-jurídico-legislativo lo ocurrido en Nuevo León, pero es sencillo de entender el affaire entre un millennial acelerado y ambicioso, un chamaco que quiso jugar en las grandes ligas y erró, junto con su señora, el camino hacia la cúspide.
Pero, vaya, el licenciado presidente elevó la voz y acusó a los fantasmas de siempre, a sus clientes. Dice que, en este tema de Nuevo León, “en eso no me meto, no me corresponde”.
¡Ah!, pero…
“Lo que sí debe saber la gente es de que se trata de un asunto politiquero con miras a las próximas elecciones, porque se le lanzaron los del PRI y los del PAN, más que nada el jefe del bloque conservador, Claudio X. González, se le lanzó a Samuel García para que no pudiera ser candidato porque ellos, ya lo dije, sostienen —de manera equivocada, pero pues son libres— que Samuel les dividía las simpatías de las clases medias (…)”, acusó el Duce.
Y, como el poeta Rocha Moya, Andrés Manuel quiso ponerse a salvo y declaró que “nadie es dueño de las clases medias, no son borregos los integrantes de las clases medias. (Pero) Sí hay un sector aspiracionista, filopanista, proconservador, pero es una franja”.
¡Recáspita, Samuelito!
Samuel García se fue y regresó, Acusa que “la vieja política nos descarriló”, además de que pretendieron extorsionarlo con cargos y dinero. Pero en la oposición le respondieron refiriéndole que fue él quien quiso negociar con esas ofertas.
Lo cierto es que el mensaje del millennial es similar al del baby bommer Dante Delgado, quien ayer lunes en reunión cuasi urgente para lavarse la cara luego de este marranero que provocó su chamaco en Nuevo León. Blofeó:
“(…) si creen que por lo que hicieron vamos a colgar los tenis, están equivocados, hoy los tenemos más puestos que nunca (…) Vamos a tener candidato y vamos a ganarle a la vieja política en 2024”.
¡Caracho!, el viejo político, el baby blommer Dante sostiene que le ganará a la vieja política.
¡Zaz!
Pero esto no es nuevo. No. Recordará usted que al inicio del actual sexenio fue modificada la constitución del estado de Chiapas para que el gobernador Manuel Velasco Coello pudiera solicitar licencia antes del 1 de septiembre de 2018 para asumir la senaduría por representación proporcional.
¡Ah!, pero luego, en un desprecio por la ley, en el Senado pidió licencia para volver al gobierno de Chiapas y concluir su mandato. ¡Y luego retornar a su escaño!
¡Pa’ su mecha, brody!
Y ahí tiene usted que han hecho el ridículo. Ojalá el ciudadano lo tome en cuenta para no votar por millennials que juegan a ser baby blommers en esa mascarada que ofrece el maná, pero ya se robaron el cielo; son peores que los de endenantes. ¡Recáspita, Drakko! Digo.
COMO ME LO PLATICARON. El próximo domingo 10 de diciembre, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), tendrá elección de presidente o presidenta para los próximos tres años.
Blanca Lilia Ibarra Cadena entregará la presidencia, en la que hizo un excelente papel. El tema es a quién de las dos comisionadas, Julieta del Río y Josefina Román, y el comisionado Adrián Alcalá Méndez entregará el cargo.
La Ley Federal de Transparencia, refiere que la elección del comisionado o comisionada presidente(a) será en sesión pública mediante voto secreto de los hoy cuatro de siete integrantes del pleno que debieran estar nombrados por el Senado, pero usted ya conoce la historia.
La presidencia del INAI es ocupada por una Comisionada en atención a la paridad de género que caracteriza la visión del Instituto. En atención a este principio, la candidatura y la elección de la presidencia debe promover la igualdad de oportunidades para el Comisionado integrante del Pleno.
En consecuencia, el comisionado Adrián Alcalá Méndez, amén de sus credenciales de trayectoria profesional, es el indicado por este concepto de paridad.
Adrián Alcalá ha dicho que el objetivo de la presidencia del INAI debe ser construir, no destruir ni bloquear las acciones de la comunidad que conforma el SNT, las instituciones del Estado, las organizaciones de la sociedad civil y las y los ciudadanos de a pie.
“Debemos sumar y no dividir para generar acuerdos que generen soluciones para aquellos que ejercen y buscan ejercer sus derechos”, puntualiza Alcalá Méndez y, bueno, tres votos decidirán. ¿Será? Conste.
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