- Califica como graves los embates que también provienen de su partido político
- Hay violaciones constantes y flagrantes a la Constitución, sin precedentes históricos
Clase Turista
Pasado un periodo en el que la presidencia de la Suprema Corte se plegó a los lineamientos de López Obrador, los embates que él, su gobierno y su partido han emprendido contra el Poder Judicial se acumulan y son cada vez más graves.
Incluyen infundios contra los jueces desde las conferencias de prensa matutinas y estigmatizaciones semanales por parte de un general del Ejército, amenazas de grupos de Morena a la presidenta de la Corte y a los ministros independientes, y ahora avanza un proyecto para descapitalizar al Poder Judicial y a sus trabajadores. Todo ello tiene lugar en un contexto de violaciones constantes y flagrantes a la Constitución y al marco legal que no tienen precedentes en nuestra historia moderna.
Es en continuación de este asedio permanente que la candidata a la presidencia de Morena anuncia que promoverán una contrarreforma para que los jueces sean electos por “el pueblo” lo que, en su muy peculiar lenguaje, significa subordinarlos a su movimiento y derruir los magros avances con que el país cuenta en materia de justicia.
Los ataques de López Obrador y sus aliados al Poder Judicial se explican porque ahí no mandan. Por eso, defender a los jueces, desde el Congreso y los partidos de oposición, desde los medios, desde la academia y la sociedad civil, es defender a nuestra democracia.