- “Estafa Siniestra”, divina impunidad sexenal
- Por Moisés Sánchez Limón
Clase Turista
Este viernes el licenciado Ignacio Ovalle Fernández ya cobró su quincena como funcionario de la Secretaría de Gobernación. Por ley no gana más que el licenciado presidente.
¡Faltaba más!
Pero…
¿Usted cree que Nacho Ovalle, amigo y ex mecenas del licenciado López Obrador vive al día y necesita entrarle a tandas en la oficina para completar la chuleta?
Ovalle Fernández, por si usted no lo sabía, es coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, dependiente de la Secretaría de Gobernación.
La chamba de bajo perfil se la asignó su amigo el presidente y lo salvó de pisar prisión como principal presunto responsable de la “Estafa Siniestra” operada en perjuicio de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), organismo descentralizado, sectorizado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Bueeeno.
Ya sabe usted, en el gobierno de la 4T priva la honestidad y la transparencia, por eso el interés de desaparecer al INAI.
Fíjese que, por ello, el caso de la “Estafa Siniestra” en Segalmex ha sido tratado con harta prioridad, tanta que la primera denuncia se hizo el 24 de enero de 2019, recién estrenado el gobierno de la 4T, pero fue soslayada y siguieron las transas, incluso ya en la administración de Leonel Cota Montaño.
¿Nadie se dio cuenta?
Así opera la divina impunidad y, hasta el pasado lunes 13 de marzo de 2023, el licenciado Andrés Manuel dijo que se llegará a fondo en el caso de corrupción en ese organismo.
¡Vaya prioridad!
Total, cuál es la prisa para atender el megafraude que podría superar los 18 mil millones de pesos, aunque la Auditoría Superior de la Federación, la Secretaría de la Función Pública, la Procuraduría Fiscal de la Federación y la Fiscalía General de la República no se ponen de acuerdo respecto del monto pero, cuando ya era imposible ocultar el escándalo, justo en marzo de este año se citó el de 15 mil millones de pesos.
Oficialmente, Ovalle Fernández, no es aludido como principal presunto responsable pese a que, en su calidad de director general de Segalmex, aprobaba todas las adquisiciones y manejo de los dineros públicos.
Por cierto, fíjese que, en una audiencia en la Fiscalía General de la República en descargo dijo que firmaba tantos documentos, pero tantos que no se acordaba o no se dio cuenta de que firmó los que amparaban transas millonarias.
Así, en la tarea de barrer la escaleras de la corrupción de arriba hacia abajo, hasta ayer jueves 29 de junio Su Alteza Serenísima se dio tiempo para retomar el caso y justificó a su cuaderno de doble raya, es decir, al licenciado Ovalle Fernández cuya carrera en la política y la administración pública la inició al lado del licenciado Luis Echeverría Álvarez.
¡Échese este trompo a la uña!
El licenciado presidente dijo ayer que, una vez nombrado en la dirección de Segalmex “Ignacio Ovalle, se confía, comete el error de llamar a participar a gente con malos antecedentes, a corruptos, y lo engañan y empiezan a hacer compras con empresarios corruptos, pagando sobreprecios”.
Sí, como lee usted. Un político que fue director del Sistema Alimentario Mexicano y del Coplamar en la administración de José López Portillo, embajador, diputado federal y hasta director de la Conasupo, fue engañado.
¡Recáspita, Solín!
“Pero también –prosiguió el licenciado Andrés Manuel I– estos funcionarios, como era antes, empiezan a colocar dinero público en bonos, como casas de bolsa, en donde supuestamente les ofrecían más intereses por tener ahí el dinero, cuando eran empresas creadas para robar. Así, no sólo en el caso de Segalmex, sino de gobiernos estatales, que colocaron el dinero en este tipo de instrumentos, y pues hubo un desfalco”.
¿Y nadie, nadie se dio cuenta?
La transa en Segalmex comenzó en el periodo de transición del gobierno del culto Peña Nieto al del honesto López Obrador, de acuerdo con la denuncia presentada el 24 de enero de 2019 por Enrique Manuel J. Sada Fernández, quien fue invitado por Ovalle Fernández en julio de 2018 para ser director de Liconsa, pero lo despidió cuando osó entregarle pruebas de malos manejos en adquisiciones.
El licenciado presidente califica al fraude en Segalmex como “un hecho muy lamentable” y, refiere, “es el caso de corrupción más escandaloso y considero que el único que hemos enfrentado durante nuestro gobierno”.
Y, bueno, ya sabe usted, ofreció: “porque este gobierno no permite, no tolera la corrupción ni la impunidad porque somos distintos, no pertenecemos a los neoliberales o neoporfiristas, cuyo distintivo principal ha sido la corrupción, y no queremos que esto se quede sin ser aclarado completamente”.
Por eso, por eso, señoras y señores, denunciada en enero de 2019, la corrupción en la 4T se investiga con harta celeridad. ¿A poco no le cree al correcto Andrés Manuel López Obrador?
Así que, en la mañanera de ayer jueves, Roberto Salcedo Aquino, secretario de la Función Pública; Félix Arturo Medina Padilla, procurador Fiscal de la Federación, y Alfredo Higuera Bernal, fiscal especializado en Materia de Delincuencia Organizada, dependiente de la Fiscalía General de la República, leyeron la relatoría de la investigación relacionada con el escandaloso escándalo de la “Estada Siniestra”, pero con calma, señoras y señores.
¡Ah!, bueno, el licenciado presidente ofreció:
“Vamos a estar informando periódicamente de acuerdo a lo que mencionó el maestro Roberto Salcedo. La Auditoría Superior de la Federación va a emitir un informe en el mes de octubre, entonces vamos a estar de nuevo aquí en octubre”.
Sí, hasta octubre. ¡Caray!, ¿quién tiene prisa? Además, don Andrés declaró que “continúa toda la investigación para que no haya ningún motivo de impunidad y que se combata la corrupción, que no se permita la corrupción”. ¡Sopas!
Bueno, bueno, ya sabe usted cómo es esto de la honestidad y la transparencia que priva desde arriba, en Palacio, y hasta la más modesta oficina de, digamos, el ministerio público en la capital del país o Tuxtla Gutiérrez y ni qué decir en Villahermosa o Xalapa. Pero…
De lo que no hay duda, júrelo, es que el licenciado Ovalle Fernández debe andar rumiando el coraje que le provocó haber sido engañado por pelafustanes, pillos de siete suelas. Pero, lo mejor de la historia es que ya cobró la quincena. ¡Recórcholis, Drakko! Digo.
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