- Pasamos el 90% de nuestro tiempo dentro de un inmueble habitacional o corporativo
Clase Turista
Los edificios, habitacionales o corporativos, son algo con lo que convivimos cotidianamente, y se dice que pasamos cerca del 90% de nuestro tiempo dentro de uno.
Sin embargo, vistos como un conjunto de infraestructuras en las urbes a las que se suman los medios de transporte, esconden una realidad que pocos conocen: De acuerdo con ONU-Habitat, las ciudades consumen el 78% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), a pesar de que no abarcan siquiera el 2% de la superficie en el planeta.
Para reducir el calentamiento global del que tanto se ha hablado en lo que va del siglo, la industria de la construcción se ha esforzado por aumentar la inversión en tecnologías con una mejor eficiencia energética, donde la iluminación juega un papel muy importante. Lamentablemente, no ha sido suficiente y ahora hay nuevos retos que invitan a acelerar esas inversiones de maneras todavía más inteligentes.
Un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señala que el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del sector de la construcción han repuntado desde la pandemia de COVID-19, hasta llegar a un máximo histórico, alcanzando las diez gigatoneladas de CO2, esto es 5% más que los niveles del 2020 y 2% por encima del pico pre-pandémico en 2019.
Otra de las alertas a nivel mundial de dicho estudio, es que la demanda de energía para la calefacción, la refrigeración, la iluminación y el equipamiento de los edificios en 2021, aumentó cerca de un 4% en comparación con el año previo, y un 3% en relación con 2019.
En este contexto, Juan Carlos Laso, CEO de Grupo Construlita, al que pertenece la marca 100% mexicana experta en iluminación profesional Construlita, destaca que la iluminación artificial de los espacios representa un consumo eléctrico que oscila entre el 20% y 50%. Por lo que implementar soluciones de iluminación eficiente tanto en los nuevos como viejos edificios, ayudaría a mitigar el cambio climático y a ahorrar dinero, existiendo hoy en día equipos diseñados para oficinas que ayudan a reducir hasta en un 75% la facturación de energía relacionada con lámparas.
“El uso eficiente de la iluminación artificial y su adecuada planificación, desde las primeras etapas de un proyecto de construcción, es crucial para la sostenibilidad y el ahorro energético. Y aparte de procurar el bajo consumo de electricidad, no hay que perder de vista que la prioridad de todo edificio debe ser la comodidad de sus ocupantes. De nada serviría construir pisos y pisos de infraestructura totalmente sustentable, si en su interior no se puede trabajar o descansar con el tipo y la cantidad de luz que cada actividad requiere”, comenta.
En su experiencia, si una firma constructora o líder de proyecto quiere alcanzar un uso eficiente de la iluminación artificial al momento de construir un edificio, existen tres estrategias básicas que conviene considerar:
Planificar la contribución de la luz natural. No se trata de satanizar la iluminación artificial ni de excederse en cuánta iluminación diurna tendrá un espacio, que si bien es crucial para la vida, recibirla de forma desmedida puede traer desventajas como deslumbramientos o problemas de confort visual. En este sentido, mediante ventanas y domos se puede elevar el ingreso de la luz natural; aparte de implementar otros elementos como filtros, celosías, cortinas y persianas para regular la cantidad de iluminación natural recibida.
Diseñar con un enfoque de ocupación. “Diseñar para la eficiencia energética, va más allá de reducir la cantidad de luminarios y seleccionar la potencia más baja que se encuentre disponible. En otras palabras, no toda la responsabilidad del desempeño energético debe recaer en los Watts. Si se quiere optimizar el recurso eléctrico, hay que estudiar la forma en la que se habita un espacio, partiendo de las actividades que se realizan en él y analizando lo más preciso posible sus horarios”; agrega Juan Carlos Laso.
Aprovechar el control de iluminación. Finalmente, después de determinar las necesidades reales de cada espacio en un edificio, los constructores pueden apoyarse de innovaciones como sensores de ocupación o temporizadores, entre muchos otros incluyendo los de la actual tendencia del internet de las cosas, con el fin de tener el control del consumo de iluminación artificial en todo momento.
Por ejemplo, en el mercado existen dispositivos atenuables que puedan utilizarse para producir esquemas de iluminación más versátiles, y que a su vez reducen significativamente el consumo de electricidad, obteniendo un ahorro energético y evitando el derroche.
En este contexto, con el fin de promover ciudades más verdes desde el sector de la construcción, independientemente de que el enfoque sea en la iluminación o en otras variables igualmente de peso, como los materiales de construcción, calefacción, refrigeración, consumo de agua, etcétera; cabe señalar que las empresas particulares no suelen estar solas.
Así, en el caso de México se busca impulsar reformas para incentivar la construcción de edificios energéticamente sustentables, partiendo de que en nuestro país las edificaciones consumen alrededor de 18% de la energía total del país, siendo responsables de aproximadamente el 12% del total de las emisiones nacionales de GEI.
Como dice la Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen: “La solución podría estar en que los gobiernos destinen ayudas a las inversiones en edificios de baja y nula emisión de carbono, a través de incentivos de carácter financiero y no financiero”. Esto, en una lógica de cooperación que la ONU detalla a manera de recomendaciones en este estudio, que toda compañía constructora o líder de proyecto arquitectónico debería revisar.