- Por María Manuela de la Rosa Aguilar
Clase Turista
La quiebra de Silicon Valley Bank, Silvergate Bank y Signature Bank ha sido un duro golpe para el sistema bancario de los Estados Unidos, una crisis que tal vez pudo anticiparse, aunque el colapso se dio en un par de días, lo que motivó al presidente norteamericano Joe Biden a tomar medidas radicales para tranquilizar a los mercados y a sus ciudadanos, a quienes ha asegurado que tendrán su dinero a salvo, incluso más allá de la norma de los 250,000 dólares.
La Reserva Federal, el Departamento del Tesoro y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) acordaron garantizar todos los depósitos en esos tres bancos, que ya fueron intervenidos el pasado domingo. Si el gobierno hubiera decidido aplicar la norma, el 90% de los depósitos de la gente se hubieran perdido, puesto que no estaban asegurados y muchas pequeñas empresas ni siquiera tendrían para sus gastos de operación más elementales. Por esto el gobierno intervino para evitar un retiro masivo de ahorros; pero, además, generó certidumbre en los mercados internacionales. No olvidemos que estamos hablando de la economía más grande del planeta, cuya principal moneda de referencia es el dólar.
Esta crisis se generó fundamentalmente porque los bancos, en su afán de obtener ganancias, no diversificaron sus inversiones y se enfocaron en el mercado de las criptomonedas, un negocio que ya había mostrado su debilidad desde el año pasado y que de acuerdo a los principales analistas internacionales, en cualquier momento sucumbiría y de hecho se comenzaron a registrar caídas de su cotización en serie. Una alerta que cualquier aficionado tomaría en cuenta, pero no fue así.
Algunos opinan que esta decisión del gobierno norteamericano es como el FOBAPROA mexicano de 1990, pero nada más alejado que esto, puesto que en este caso se trata de proteger a los ahorradores, principalmente ciudadanos norteamericanos; en México se rescató a la banca privada y quienes asumieron el costo fueron los contribuyentes, los ciudadanos, mientras que los banqueros felizmente se quedaron con su capital intacto, a costa de miles de familias arruinadas. En Estados Unidos los bancos quebrarán, pero los ahorros de la gente serán protegidos.
La estrategia de la Reserva Federal fue el establecer una nueva entidad crediticia con el nombre de Programa de Financiamiento de Bancos a Término, que proveerá préstamos a los bancos, cajas de ahorros y otras instituciones financieras hasta por un año; los bancos deben apartar los bonos del Tesoro y otros títulos de respaldo oficial como colateral.
De acuerdo con la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC), los bancos sufrirían enormes pérdidas si se ven obligados a vender esos papeles en caso de retiros masivos y serán estrictamente regulados para evitar afectaciones mayores en la economía norteamericana.
En Estados Unidos JP Morgan, líder global en servicios financieros registró pérdidas por 4.72%; Wells Fargo Bank -3.29 %; y Goldman Sach, líder global en banca de inversión, valores y gestión de activos sufrió pérdidas por 3.09 %.
Europa
Pese a los esfuerzos del gobierno norteamericano para que esta crisis no afecte más allá de sus fronteras, la quiebra de los bancos puso en alerta a los mercados financieros, lo que provocó notables caídas en las bolsas de valores, sobre todo en lo que se refiere a las acciones bancarias, ya que se disparó a aversión al riesgo ante temores de un posible colapso del sector financiero debido a las pérdidas en los portafolios de renta fija.
Por su parte el Banco Central de Suiza salió al rescate de Credit Suisse Bank, que se desplomó, tras la caída de sus títulos con un 24.24 %, arrastrando a otros bancos, por el temor de una caída generalizada. El Banco Central Suizo otorgará un préstamo a Credit Suisse Bank hasta por 53,700 millones de dólares.
En España el Banco Sabadell perdió 10.11 % y Santander 6.89.
Deutsche Bank de Alemania perdió 9.25%.
PNB Paribas, el banco más grande de Europa y el sexto más grande del mundo registró una pérdida de 9.25%.
El gobierno británico anunció que la filial de Silicon Valley Bank en ese país fue vendida a HSBC, que precisó haberla adquirido por la suma simbólica de una libra. Aunque los clientes del banco pueden acceder a sus depósitos y servicios bancarios con normalidad. Ver para creer.
Latinoamérica.
En México Banorte perdió 5.1% e Inbursa 2.05%.
Las bolsas de valores también sufrieron afectaciones: en Chile se registraron bajas de alrededor del 3%; en Colombia del 2.6%; para Argentina el impacto fue notorio, con una caída del 4.73%; y Brasil lo sintió menos, con una caída de apenas 0.3%, lo cual es relevante, dado que representa la primera economía de la región, que cuenta con los 5 bancos más importantes por el capital que manejan y con 12 de los cincuenta más poderosos de Latinoamérica.
Por otra parte, en México podría avecinarse una crisis mucho mayor, ya que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que desde el pasado 15 de febrero anunció en el Diario Oficial de la Federación que para fin de este mes de marzo todas las dependencias y entidades federales deberán cancelar todas las cuentas bancarias que tengan autorizadas por la Tesorería de la Federación en la banca privada. Estamos hablando de más de 8 billones de pesos, aunado a unos 3 billones de pesos que entran anualmente por pago de impuestos.
El gobierno es sin duda el principal cliente de los bancos y esto traería una descapitalización sin precedentes. Por lo que nos preguntamos, ¿Dónde irá ese dinero? ¿Al Banco del Ejército? ¿Al Banco del Bienestar que prácticamente es un banco fantasma con instalaciones abandonadas? Solo recordemos que cuando se nacionalizó la banca, que fue manejada por economistas, quebró, ¿qué pasará si las finanzas las manejan colaboradores gubernamentales de dudosa formación académica y honradez cuestionada?
Los banqueros, por antonomasia son los más ricos, pero también los más despiadados en el cobro de comisiones y servicios, no obstante, la certidumbre que ofrecen sin duda es el producto más valorado en estos tiempos.