- Hay desaceleración significativa, debilidad de la demanda agregada y de la actividad productiva
Clase Turista
El sector privado y analistas económicos del país subrayaron que es momento de que el gobierno aplique acciones que ayuden a atemperar el periodo de estancamiento de la economía que ya comenzó y se acentuará a lo largo del año
El Centro de Estudios del Sector Privado (CEESP) admite que en 2022 el crecimiento rondará el 3%, pero amenazan signos de un nuevo estancamiento, con una desaceleración significativa en el cierre del año, como lo confirma la debilidad de la demanda agregada nacional y de la actividad productiva.
Expertos de Intercam Banco puntualizan que los ingresos por ventas minoristas se ubicaron por encima de los niveles prepandémicos por la mayor parte del año, pero con tendencia a la baja en su ritmo de crecimiento desde agosto, señalando el debilitamiento del mercado interno hacia el cierre del año ante los efectos de la política monetaria restrictiva actual y la erosión del poder adquisitivo de las familias por los niveles de inflación.
Urge que los sectores productivos y las autoridades trabajen la instrumentación de prácticas económicas más adecuadas para que la economía funcione mejor, con menores costos y mayor productividad, además de contar con los incentivos correctos para la inversión, se agrega.
El CEESP hace hincapié en la fuerza que ha adquirido el nuevo episodio de estancamiento desde los últimos meses de 2022, con caídas en el consumo privado en noviembre y diciembre pasado, que se suma a la escueta inversión.
En su último análisis, el CEESP señala que la actividad económica cayó 0.1% en noviembre y 0.4% en diciembre, y aunque en su comparación anual dicha variable reportó incrementos de 4.1% y 2.7% en eso dos meses respectivamente, se puede afirmar que la economía habrá crecido ligeramente por debajo de 3.0%, pero bajo una desaceleración significativa en el cierre del año.
Y se agrega: “Aun cuando dicho pronóstico de crecimiento es probable, la evolución de algunos indicadores empieza a sugerir un nuevo episodio de estancamiento en los últimos meses del 2022, que han comenzado a notarse en las estimaciones oportunas del INEGI para los últimos meses del año”.
El indicador de consumo privado para octubre creció a tasa mensual de sólo 0.2% (cuando la previsión oportuna antes publicada por el INEGI fue de 1.3%). A lo anterior se anticipan caídas del consumo privado. Para noviembre y diciembre la estimación oportuna del INEGI arroja disminuciones mensuales del indicador de 0.4% (para ambos meses).
Se aclara que este debilitamiento no sorprende, porque en las primeras semanas de diciembre se anticipaba una desaceleración del consumo con base en el comportamiento de las compras con tarjetas de crédito.
Sin embargo, se añade, “no deja de ser significativo que el consumo privado se estanque en los meses del “buen fin” y la temporada navideña”, y que ello se haya debido al impacto de la inflación en el poder adquisitivo, a las mayores tasas de interés y, además, a la menor recepción de remesas.
Se puntualiza que en noviembre (cifra más actualizada), las remesas familiares, denominadas en pesos, cayeron a una tasa real anual de 11.1%, después de un magro avance de 0.1% en octubre.
Y concluye: “El consumo privado es un importante impulsor del PIB, especialmente en el corto plazo, ya que representa casi el 70% del mismo. Su estancamiento augura un menor crecimiento del país, congruente con los pronósticos actuales para 2023. Esto es consecuencia de factores internos, en principio distintos a la desaceleración global que se espera”.