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23 noviembre,2024

Entresemana

  • Ternurita de Palacio
  • Por Moisés Sánchez Limón

 

Clase Turista

 

¡Ternurita! O lo que es lo mismo: si ya sabes cómo es Ricardo para qué lo invitas y qué trato esperabas de Felipe y de Ernesto si son tus clientes ejemplos de corrupción.

 

¿Peleles y títeres? ¿De caricatura?

 

Bueno.

 

Sorprende la ecuanimidad de Su Alteza Serenísima con la que se condujo al inicio de semana, cuando el escenario se le ha complicado y desvía la atención de su entorno y supuestamente se engancha en temas elementales.

 

Y les dedicó toda la mañanera

 

¡Ah!, pero ¿se enteró usted que la Fiscalía General de la República mediante la Fiscalía Especializada en Materia de Delitos Electorales perdonó al machuchón Pío López Obrador?

 

O sea. Las imágenes que todo el mundo vio, cuando David León Romero, operador político del entonces gobernador de Chiapas y hoy senador “ecologista”, Manuel Velasco le entregaba sobres con cientos de miles de pesos al hermano de Andrés Manuel I fueron pura mentira, porque no hubo delito. Miénteme más…

 

En serio, no se ría pero esos son los mecanismos utilizados por la dizque autónoma FGR a cargo del doctor Alejandro Gertz Manero.

 

¿Alguien de la barra mercenaria preguntó a Su Alteza Serenísima acerca de este tema, en la mañanera del lunes 24 de octubre de 2022, es decir, ayer?

 

Para nada.

 

Para qué incomodar al licenciado presidente si amaneció encabronado y había tema para desviar la atención con las ganas de cobrar facturas a los ex presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Ernesto Zedillo Ponce de León, amén de restar importancia al show de la licenciada Layda Sansores San Román que, más que descarrilar a Ricardo Monreal Ávila de la carrera por la sucesión presidencial, lo fortalece.

 

Lo dicho: el licenciado López Obrador es el mejor publirrelacionista que tiene el senador Monreal. ¿Ese papel provoca risa a Su Alteza Serenísima? ¡Ternurita!

 

Y no hay que perder de vista el futuro del licenciado Héctor Sánchez Zaldívar, agente del Ministerio Público Federal, adscrito a la Fiscalía Especializada en Materia de Delitos Electorales, responsable de enviar al Juez Séptimo de Amparo en Materia de Amparo Penal de la Ciudad de México, el escrito mediante el cual la FGR determinó no ejercer acción penal contra Pío López Obrador y David León Romero.

 

¡Recórcholis, Batman!

 

Por eso, por eso, señoras y señores, Pío y León andaban reacios a hacer más declaraciones a la prensa fifí, neoliberal, conservadora y chayotera.

 

¡Total!, el asunto estaba resuelto y había sido todo un éxito la obra montada en el teatro fantástico de la 4T, para demostrar que el licenciado presidente no mete las manos por nadie, ni siquiera por sus familiares, salvo por Jesús Ernesto.

 

¿Impunidad? ¡Bah!

 

Y la mañanera transitó de acuerdo con el guion escrito por el periodista, poeta, DJ y vocero presidencial.  A madrear al de enfrente y demostrar que hay democracia. ¡No se pelién!, la recomendación del Duce a su amadísima Layda y al no tan amado Ricardo Monreal.

 

Su Alteza Serenísima juega con los sentimientos de sus críticos y de los aliados a su causa. Es una ternurita, conforme con el adjetivo que aplica para descalificar al vecino.

 

Así, a lo dicho por Felipe Calderón Hinojosa y Ernesto Zedillo Ponce de León respondió desempolvando archivos como el dizque fraude electoral de 2006 y el Fobaproa, aprobado por la dupla PRI-PAN, en aquellos días aciagos de la LVII Legislatura en la Cámara de Diputados.

 

Y utilizó una referencia de cómo lo tratan en sus giras por el interior del país, donde le ponen collares de flores, acordes con la tradición de los pueblos originarios, para descalificar a sus antecesores y, con música y letra de Facundo Cabral –“pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo”—y los calificó “ternuritas”, es decir, delicaditos, débiles.

 

¡Recáspita, Robin!

 

¡Nooo!, no. El licenciado presidente no estaba encabronado. Bueno, eso dijo porque en la mirada se le notaba el gusto con el que, libre e impune, dueño del escenario, poseedor del micrófono del púlpito de Palacio se despachaba con la cuchara grande.

 

Y de pronto abordó el tema y sostuvo:

 

“La verdad, la verdad, me da risa, es como decía Carlos Puebla: ‘Como no me voy a reír de la OEA, si es una cosa tan fea, tan fea, que causa risa’, pero me da risa, la verdad, y yo les pido a todos que no nos enojemos, sobre lo que dice Zedillo o Calderón en España. Qué nos podemos molestar; no, ternuritas, si el señor Zedillo convirtió las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública con el Fobaproa”.

 

¿Le da risa? Y embarca en el tema a Calderón y acusa: “(…) Y decían, como son, hipócritas, hipócritas, hipócritas, de que ellos no iban a aprobar el Fobaproa (…).

 

“Entonces, cómo enojarnos si van ellos a España a acusarnos de que somos populistas. Si ayudar a los pobres es ser populista, que me apunten en la lista. Pero es lamentable el papel de pelele, de títere”.

 

Y es que sacó del archivo cuando “Zedillo vendió los Ferrocarriles Nacionales y se fue cuando terminó la Presidencia a trabajar de empleado de una de las empresas que recibieron los Ferrocarriles Nacionales.

 

“Calderón hablando de democracia, si se robaron la Presidencia, y él lo sabe, hasta Fox lo reconoció. No invitaron a Fox a la reunión, ¿verdad? Hubiese estado también buenísima”.

 

¿Y qué de la licenciada Layda que cobra como gobernadora de Campeche mas asume la tarea de golpeadora en aparente motu proprio cuando el trabajo sucio desparrama detritus en cada martes del jaguar?

 

Dice Su Alteza Serenísima: “hay que también acostumbrarnos, ¿no? No acostumbrarnos, sino tener confianza de que la gente tiene criterio. A veces esto tiene efecto de búmeran, o sea, perjudica a quien suelta ese tipo de cosas.

 

“No afecta políticamente, hasta puede beneficiar. Sin duda, es de mal gusto, o sea, no debe de prevalecer eso, ese es mi punto de vista”.

 

Vaya, vaya, vaya. Cuidado, doña Layda, cuidado, la madriza que se apresta a recetar al senador Ricardo Monreal Ávila se le puede revertir. El “efecto búmeran”, advirtió Andrés Manuel I, quien la lleva en un rinconcito de su pecho que no es bodega.

 

Y Ricardo lo sabe. Pese a la miel que desparramó Su Alteza Serenísima cuando declaró que estima “muchísimo, muchísimo, muchísimo, la quiero mucho, mucho, la admiro por ser luchona, a Layda Sansores, que ha enfrentado todo, me consta: represión, fraudes. Es una mujer de lucha, con convicciones”.

 

“Y también –acotó el Duce– respeto a Ricardo Monreal, lo conozco desde hace mucho tiempo, desde que tomó la decisión de abandonar el PRI porque precisamente el señor Zedillo no quería que fuera candidato del PRI en Zacatecas (…).

 

“Entonces, conozco a Ricardo desde hace tiempo. Entonces, ya dije de Layda, ¿no?, es para abrazarla siempre, la quiero mucho. Entonces, no hay que pelearnos”. Entonces, no olvida el licenciado presidente que Ricardo fue gobernador y le ganó la partida al presidente, presidente Zedillo. O sea…

 

¿Tumbar a Monreal? ¡Ja!

 

De acuerdo con la liturgia política, en campaña se retomará el caso Pío-León.

 

¡Ah! En Madrid, Ernesto y Felipe se carcajearon de la pataleta del licenciado presidente y el mimetismo de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. ¡Ternuritas del Zócalo! ¿A poco no? Digo.

 

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